Desde lumbalgias a ciáticas pasando por artritis, migrañas o el derivado de procesos oncológicos, entre muchos otros. El dolor tiene mil caras y en Galicia casi podría decirse que tiene un millón porque rondan esa cifra los gallegos de 15 o más años que declaran que, en mayor o menor medida, no solo conviven con él, sino que llega a suponer algún grado de interferencia con sus actividades cotidianas. En algunos casos incluso puede resultar incapacitante, como reconoció el Gobierno con la menstruación, al ofrecer a las mujeres que sufren dismenorrea la posibilidad de acogerse a una baja temporal.