La entrada en vigor de la Zona de Bajas Emisiones en Cáceres ha trasladado el debate desde el plano ambiental al terreno más cotidiano. En la calle, entre conversaciones rápidas y comentarios al paso, el foco de la preocupación no está tanto en la reducción de emisiones como en el riesgo de multa y en el sistema de control que vigilará los accesos al área delimitada.