Gestionar la mentira es complicado, no en vano, el refranero ya lo advierte con sus célebres: “Antes se pilla al mentiroso que al cojo” y “La mentira tiene patas cortas”. Pese a ello, una y otra vez afirmaciones contrarias a la verdad se usan con intención de engañar para conseguir objetivos políticos o el control de la opinión pública. Ajenos a la sabiduría popular, hay dirigentes de primera línea en este país cuyos falsos testimonios, en relación a asuntos de máxima importancia, nos hacen plantearnos si será cierto aquello que cada sociedad tiene los políticos que merece, o que los políticos son la muestra representativa de la sociedad de la que emanan.