La vida de Rasputín: un monje oscuro autoproclamado santo, su última cena y el eco de una profecía que marcó el fin de una dinastía

“Ya es tarde”, le respondió Gregori Rasputín el ministro del interior ruso, Alexander Protopopov, quien le avisó del complot que pretendía matarlo. El extraño hombre que se decía sacerdote y había penetrado en el triángulo de hierro de la familia imperial rusa debía morir salvar la monarquía. Pero, dos meses después de su muerte, el zarismo cayó. Rasputín había presagiado ambos desenlaces