Así caza la Policía Nacional a los fugitivos más buscados de España

La reciente detención de José María Pavón Pereira, uno de los 10 delincuentes más buscados de España, ha vuelto a poner de manifiesto el minucioso trabajo que realiza la Policía Nacional para localizar a criminales de alta peligrosidad. Pavón, sobre quien pesaba una condena de 41 años de prisión por un doble asesinato cometido en 2019, fue localizado en Huelva, su entorno de origen. Este arresto desvela un método de trabajo basado en la paciencia, el análisis y una herramienta clave: la colaboración ciudadana. Fernando González, jefe de la sección de localización de fugitivos de la Unidad de Droga y Crimen Organizado (UDYCO), explica que recurrir a la ayuda de la gente es fundamental cuando no se tiene "una línea clara de investigación". Gracias a la campaña de los más buscados, la policía recibe un empuje decisivo. "Hay algo que no podemos sustituir, que es los ojos de la gente, y ellos llegan hasta donde nosotros no llegamos", afirma González. Cualquier dato, como una dirección o un hábito, puede ser la pieza que falta para resolver el puzle. El éxito de esta estrategia es innegable. Desde que se difundió la última lista en noviembre, ya son tres los fugitivos detenidos. Antes de Pavón Pereira cayeron Martiño Ramos, condenado por pederastia y localizado en Cuba, e Ionut Ramón Raducan, sobre el que pesaba una sentencia por delitos de proxenetismo con menores. Para las víctimas, estas detenciones suponen "cerrar un capítulo amargo de su vida", como señala el inspector. Lejos de esconderse, los fugitivos más inteligentes se integran. "Cada fugitivo es diferente, cada uno tiene sus circunstancias personales y sus recursos", detalla González. Sin embargo, existe un patrón: los más difíciles de encontrar son aquellos que se adaptan a una nueva vida, con nuevos hábitos y trabajos, pasando completamente desapercibidos en la sociedad. El comportamiento del fugitivo cambia con el tiempo. Según el jefe de la sección, al principio la huida es "una cuestión de supervivencia", buscando refugio y comida en su entorno cercano. Con el paso del tiempo, el fugitivo se relaja, adopta nuevas rutinas y es entonces cuando la policía busca "reconstruir esos patrones de conducta que puedan llevar a localizarlo". El objetivo de las campañas de difusión pública no es solo obtener pistas, sino también "causar presión en el fugitivo". La policía busca sacarles de su zona de confort para forzarles a cometer un fallo. Para ello, la paciencia es la mayor lección para los investigadores. Como premisa de trabajo, González destaca una máxima: "El error humano es inevitable". El trabajo siempre comienza analizando toda la información disponible: "bases de datos públicas y privadas, redes sociales, entorno familiar, criminal y mercantil". A partir de ahí, se traza una hipótesis basada en patrones de comportamiento. La cooperación internacional a través de redes como Europol, Interpol o Enfast es otra de las claves, aunque González reconoce que "a veces el obstáculo no es solamente el fugitivo", sino la dificultad para colaborar con ciertos países. A pesar de la gravedad de estos casos, el responsable de la sección de fugitivos transmite un mensaje de tranquilidad, insistiendo en que "España es uno de los países más seguros". Reconoce la existencia de crimen organizado, especialmente en zonas como la Costa del Sol por su enclave geoestratégico, pero subraya que la situación está bajo control y que cada detención supone una inmensa satisfacción para el equipo.