"Serán cuatro los seres humanos que viajarán a la Luna en 2026, se alejarán más de la Tierra que los de las misiones Apolo 6 y perderán comunicación con nosotros durante un tiempo"

El regreso del ser humano a la Luna está cada vez más cerca. Según ha explicado el escritor Javier Sierra en su sección 'Lo misterioso' del programa 'Herrera en COPE', la NASA tiene previsto lanzar la misión Artemis 2 en las próximas semanas. Este vuelo tripulado, que llevará a cuatro astronautas a orbitar la Luna, es el sucesor de la primera nave no tripulada que completó el viaje en 2022 y supone un paso crucial, aunque con tres años de retraso sobre el plan original que preveía un alunizaje en 2025. La inminente misión tripulada trae a la memoria la proeza de la misión Apolo 8 en la Navidad de 1968. Javier Sierra ha recordado que aquella fue la primera vez que varios seres humanos se alejaron de la Tierra, orbitaron la cara oculta de la Luna y perdieron por completo la comunicación con el planeta durante 20 minutos. En ese momento de silencio de radio, los astronautas se aferraron a sus raíces leyendo el libro del Génesis, en una retransmisión que impactó al mundo Aquel hito inspiró incluso al músico Michael Oldfield, quien en su disco 'Songs of Distant Earth' utilizó las grabaciones de audio de los astronautas. La misión Artemis 2, con cuatro tripulantes en lugar de tres, se alejará aún más de la Tierra que sus predecesores y revivirá ese momento de desconexión total. El programa Artemis no solo tiene una motivación científica, sino también estratégica. Este esfuerzo de la NASA supone el pistoletazo de salida para una nueva carrera espacial, esta vez con China como competidor. Según ha explicado Sierra, "los chinos dicen que van a llegar en 2030 y que se van a establecer", con el objetivo de instalarse en el polo sur lunar, donde se encuentran las mayores reservas de hielo. El control del hielo es fundamental, ya que garantiza no solo la supervivencia de un equipo, sino también la producción de combustible al separar el oxígeno y el hidrógeno. "Quien controle el hielo está controlando la supervivencia", ha sentenciado el escritor. El siguiente paso será la misión Artemis 3, que según las estimaciones podría llevar a astronautas estadounidenses y canadienses a pisar la Luna en 2028. El método de alunizaje recordará a la ciencia ficción, concretamente al cómic de Tintín. Un cohete de fabricación privada, el Starship de Elon Musk, orbitará la Luna y servirá de "ascensor" para los astronautas de la nave Orion de la NASA. Estos descenderán en el cohete hasta la superficie lunar y lo usarán para regresar a la órbita, en una operación compleja que busca sentar las bases para un establecimiento permanente. La prioridad tanto para la NASA como para China es ahora la búsqueda de cuevas en la Luna. Estas formaciones subterráneas son esenciales para proteger a los futuros colonos de la radiación y de los cambios bruscos de temperatura, permitiendo así una habitabilidad estable. La pugna por el control del territorio y los recursos abre un nuevo frente legal, como bromeaba Sierra: "Necesitamos un registrador de la propiedad en la Luna, pero rápidamente", ya que "las siguientes guerras van a ser guerras de este tipo". El futuro de la exploración espacial, sin embargo, se enfrenta a desafíos presupuestarios. No hay planes definidos para una misión Artemis 4 y la construcción de la estación espacial Gateway, que orbitará la Luna, se ha detenido parcialmente. Pese a ello, se espera que esté operativa hacia 2035. Mientras tanto, las miradas también se dirigen a Marte. La sonda Mars Global Surveyor ha descubierto ocho cuevas que parecen haber sido creadas por la erosión de grandes cantidades de agua. Al igual que en la Luna, estas cuevas marcianas son candidatas ideales para instalar futuras colonias humanas. Además, en 2026 se lanzará el satélite Pandora, que investigará las atmósferas de 20 exoplanetas en busca de biomarcadores, es decir, indicios de vida. Esta nueva era de descubrimientos también plantea nuevos debates, como la búsqueda de tecnomarcadores. Según ha concluido Javier Sierra, sería posible detectar civilizaciones tecnológicas por los gases contaminantes de sus atmósferas. Como él mismo afirma, con estos avances "se abren nuevos debates, nuevas posibilidades y, desde luego, nuevos nuevos misterios", que seguirán alimentando la curiosidad humana en los próximos años.