Durante décadas, los relatos sobre olas monstruosas parecían exageraciones de marineros o episodios aislados imposibles de comprobar. Hoy, los satélites que orbitan la Tierra están registrando algo inquietante: paredes de agua de hasta 35 metros que se forman en pleno océano Pacífico, lejos de la costa y fuera del alcance de la mirada humana.