La mayoría de los propósitos de Año Nuevo fracasan en febrero: la clave no es tener una meta sino un camino

Afrontamos el fin del año y llegamos a enero llenos de energía y nuevos propósitos para el nuevo año. Lamento ser un poco " Grinch " en este asunto, pero el problema es que una gran parte de esos propósitos se desinfla pocas semanas después, muchas veces antes de que termine febrero. Los gimnasios y las academias de idiomas son testigos de ello. ¿Cómo lo hacen esas personas que logran mantener sus objetivos durante meses e incluso años? La respuesta es que no dependen de una fuerza de voluntad heroica , sino de un sistema que convierte el propósito en una rutina que apetece repetir. Los datos de un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Estocolmo y de Linköping (Suecia) con 200 personas no dejan lugar a duda: el 77% de los participantes cumplió sus propósitos la primera semana, el 55% se mantuvo un mes más tarde y solo el 40% de los participantes se mantenía fiel a su compromiso a los seis meses. Otros análisis muestran que hasta un 43% de los propósitos se han roto hacia la segunda semana de febrero. En Xataka Si la pregunta es de dónde sacar el tiempo para hacer deporte o aprender idiomas, la respuesta la tienes en tu móvil Por qué se marchitan los propósitos en febrero Como si de un árbol de hoja caduca se tratara, el efecto motivacional de los propósitos de Año Nuevo pierde su impulso inicial en un máximo de cinco semanas. La ciencia habla del " efecto de nuevo comienzo ", en el que fechas como el 1 de enero actúan como un "borrón y cuenta nueva", una nueva etapa que nos motiva a iniciar un cambio. Esa emoción inicial sirve como impulso inicial, pero no basta cuando pasa la novedad y regresa la rutina diaria. ​Muchas veces, los propósitos se ven como una prueba de fuerza de voluntad: si tropiezas una vez, sientes que ha fallado del todo, y eso trae culpa y abandono. Estudios de la Universidad de Scranton indican que el 46% de las personas con un propósito claro se sienten exitosas a los seis meses, pero solo el 4% lo logra sin marcarse ese objetivo bien delimitado, lo que muestra que tener clara la meta ayuda, pero no lo es todo. En Xataka Para conseguir cumplir con los propósitos de Año Nuevo no basta con querer, hay que hacer algo más importante: sistematizar Un estudio reciente de la Universidad de Cornell realizado con 2.000 adultos en Estados Unidos siguió sus propósitos de Año Nuevo durante un año y miró si la motivación para conseguirlos venía dada por razones externas (motivación extrínseca) o porque les gustaba de verdad hacerlo cada día (motivación intrínseca). De media la motivación externa obtenía mayores puntuaciones (6,27 de 7) que la interna (5,41 de 7). Es decir, los factores externos tenían más impacto directo sobre la motivación que la propia fuerza de voluntad. Sin embargo, los investigadores de Cornell descubrieron algo que sí marcó la diferencia: la motivación interna predijo de forma consistente el éxito de continuidad en todos los puntos de medición del año de investigación, mientras que la externa no influyó mucho. Quienes terminaron su propósito tenían 5,73 en motivación interna frente a 5,18 de los que no. Cada punto extra aumentaba en 1,60 veces las posibilidades de éxito en el propósito. Lo importante no es el destino, es el camino Tal y como señalaba la escritora y coach de liderazgo Tiffany Toombs en FastCompany , la gente más productiva no ve el propósito como una meta fija y lejana, sino como algo flexible para crear hábitos que quepan en su día a día y que les resulten agradables de llevar a cabo . En vez de obsesionarse solo con el resultado final, como "ahorrar más dinero", buscan acciones pequeñas y diarias que reviertan en un objetivo de identidad como "convertirme en alguien más responsable con el dinero". Para ayudarte en ese camino, James Clear, autor del superventas 'Hábitos atómicos ', da algunas claves para convertir esos propósitos en hábitos integrados en tu rutina diaria que ya no requieren un esfuerzo hacer, sino que se convierten casi en una recompensa. Por ejemplo, elegir ejercicios en los que lejos de sufrir, te diviertas. Odias las monótonas pesas, pues apúntate a zumba o alguna clase dirigida, lo cual hará que vuelvas al gimnasio con ganas. Si pedalear durante mucho tiempo te parece aburrido, ponte un audiolibro chulo o un podcast mientras entrenas. La clave, según Clear, es encontrar el sistema que te permita mantener la constancia mediante activadores que te lleven a cumplir ese hábito. Lo mismo se aplica con comer mejor o ahorrar: integrar pequeños cambios en tu día a día que te proporcionan satisfacción inmediata . Si tienes que usar la fuerza de voluntad es que no has integrado los incentivos suficientes para convertir ese propósito en rutina y te encuentras entre ese 43% que abandonará su propósito a mediados de febrero. En Xataka | No necesitas más horas en el día. Lo único que se necesita es entender cómo funciona el cerebro para trabajar mejor con menos Imagen | Unsplash ( Tim Mossholder ) - La noticia La mayoría de los propósitos de Año Nuevo fracasan en febrero: la clave no es tener una meta sino un camino fue publicada originalmente en Xataka por Rubén Andrés .