El fin de las terrazas Covid en el Puerto de Mahón amenaza con despidos

La decisión de la Autoridad Portuaria de Baleares (APB) de eliminar la ampliación de las terrazas concedida excepcionalmente durante la pandemia ha caído como un jarro de agua fría entre los restauradores del Puerto de Mahón. La medida, comunicada a principios de diciembre, obliga a los negocios a volver a sus lindes originales a partir del 1 de enero, lo que para muchos supone una drástica reducción de su capacidad y, en consecuencia, la necesidad de recortar personal. El impacto más grave se concentra en la planificación para la temporada alta de 2026, con locales que ya calculan la cifra de despidos que tendrán que afrontar. Uno de los negocios afectados es Latitud 40. Su responsable, Luis Gual, ha sido uno de los primeros en alzar la voz para advertir de las graves consecuencias de la medida. Según sus cálculos, la pérdida del espacio extra se traduce en una reducción de entre 24 y 30 comensales, un golpe directo a la línea de flotación de su negocio. "Nosotros ya estábamos planificando la plantilla para la temporada, que arranca en abril, y ahora calculamos que nos sobrarán entre cuatro y seis personas", lamenta Gual. Esta reducción de personal no es un caso aislado, sino que representa la tónica general para los establecimientos de la zona. El espacio que ahora se retira, que Gual cifra en "casi dos metros" en su caso particular, era fundamental para mantener el volumen de trabajo y las plantillas dimensionadas durante los últimos años. La decisión llega por sorpresa, a través de una notificación telemática que simplemente informaba de que, para la renovación anual de la concesión, "lo que era el metro y medio o casi dos metros que se dieron después del covid desaparecía por completo". Desde la Autoridad Portuaria justifican la decisión aludiendo a la necesidad de recuperar el espacio para el tránsito peatonal. Fuentes del organismo han confirmado a los medios que se trata de la no prórroga de una medida excepcional que se tomó en el contexto de la pandemia. Según la APB, el problema actual es que las mesas "invaden tramos de viandantes y, por tanto, dificultan el paso". En total, la superficie que se reduce es de 1,5 metros adicionales que se habían otorgado de forma temporal. La zona afectada por esta restricción, según ha podido confirmar el propio Gual tras consultar con la APB, comprende el tramo que va desde la zona de la 'Sa Sirenet hasta casi el final del muelle de Llevant, sin afectar a otras áreas del puerto. Los restauradores, aunque entienden que la convivencia con los peatones es clave, argumentan que existía espacio suficiente para garantizar el paso sin problemas. "Entre nuestra terraza y donde comenzaba la serie de aparcamientos, creo que había hueco de sobra para los viandantes, para que no tuvieran ningún problema en pasar tranquilamente con o sin carro", defiende el responsable de Latitud 40. La noticia ha generado una profunda incertidumbre y malestar entre los empresarios. Aunque existe un grupo de WhatsApp que los aglutina, de momento no se ha articulado una respuesta conjunta o una petición formal para revertir la situación. La sensación general, según explica Luis Gual, es que la decisión es firme y no hay margen de negociación. La Autoridad Portuaria fue clara, transmitiendo que no había vuelta atrás. "Ya nos han dicho que esto es lo que hay", resume con resignación. Este nuevo desencuentro se suma a otras cuestiones que han generado fricción entre los negocios y la administración portuaria, como el fallido plan para establecer el doble sentido de circulación en el puerto. Gual recuerda que "la mayoría de los restauradores y también de las tiendas" apoyaron la iniciativa, pero finalmente la APB decidió mantener el sentido único actual. Ahora, los restauradores se enfrentan a un escenario complicado, con la obligación de reajustar sus planes y la certeza de que la temporada de 2026 comenzará con importantes recortes de personal.