Durante décadas, su existencia fue poco más que una nota al pie en archivos incompletos. Hoy sabemos que no solo fue real, sino que sigue ahí arriba. La 7K-L1E, una de las naves más secretas del programa lunar tripulado soviético, permanece en órbita como un vestigio intacto de una carrera espacial que Moscú perdió… pero nunca abandonó del todo.