No hubo un anuncio formal, ni una foto histórica, ni una declaración conjunta que agitara titulares. Pero algo se está moviendo en América Latina. De forma discreta, dos actores clave de la región avanzan en una coordinación estratégica que podría alterar el equilibrio con las grandes potencias globales. Y eso, incluso sin ruido, no pasa desapercibido.