Las momias prehistóricas de Atacama guardan un detalle anatómico fuera de lo común: así se explica la reducción del cerebro tras miles de años en el desierto

Crecimiento físico y neurológico - Las poblaciones con dietas pobres y problemas sanitarios mostraron tallas menores y desarrollos neurológicos reducidos, un patrón repetido al observar sociedades anteriores a la industrialización frente a realidades contemporáneas Hallan las momias más antiguas del mundo y no son egipcias Los antiguos egipcios son conocidos por complejas técnicas funerarias que incluían la extracción de órganos y el uso de resinas, pero la momificación no fue un logro exclusivo de esa civilización. La práctica de preservar cuerpos apareció en otros contextos humanos mucho antes, asociada a respuestas técnicas y simbólicas frente a la muerte. En ese marco, los chinchorros ya lo hacían antes que ellos mediante procedimientos sistemáticos aplicados durante generaciones. Estas prácticas muestran que la momificación surgió como solución material y ritual en sociedades muy distintas entre sí. Con ello quedó planteada la necesidad de analizar esos restos no solo por su valor cultural, sino también por la información biológica que conservan y que permite explicar diferencias físicas concretas. El análisis anatómico detectó diferencias claras frente a la población actual Un estudio publicado en Scientific Reports analizó restos humanos de la cultura Chinchorro y estableció que su volumen intracraneal era hasta un 12% menor que el de la población chilena actual debido a condiciones de vida y nutrición. La investigación comparó cráneos antiguos y modernos para medir el espacio interno del cráneo como indicador del tamaño cerebral. Ese trabajo identificó un patrón consistente entre tamaño corporal y desarrollo cerebral . El hallazgo permitió vincular datos anatómicos con factores ambientales sin atribuirlos a prácticas culturales. Estas poblaciones costeras vivieron durante milenios en zonas áridas La investigación señala que la nutrición durante la infancia condiciona tanto la estatura como el desarrollo del cerebro. En poblaciones con acceso limitado a alimentos variados y con entornos sanitarios precarios, el crecimiento corporal fue menor y eso afectó al volumen intracraneal. En ese sentido, la malnutrición temprana se asocia con reducciones medibles del volumen cerebral y con limitaciones cognitivas documentadas en otros contextos históricos. Este patrón se repite al comparar poblaciones preindustriales con sociedades modernas. La cultura Chinchorro habitó la costa del norte de Chile y el sur de Perú hace entre 7.500 y 3.500 años. Sus comunidades de cazadores recolectore s dependían en gran medida de recursos marinos en un entorno desértico con escasa vegetación. Las momias que dejaron, consideradas entre las más antiguas del mundo, han permitido estudiar de forma evidente la biología de esas poblaciones. Su antigüedad es anterior a la de las momias del Antiguo Egipto , lo que amplía el marco temporal de la momificación artificial. El aumento de estatura llegó con mejoras sociales recientes Para llegar a estos resultados, los investigadores aplicaron tomografías computerizadas y reconstrucciones tridimensionales a cráneos de 68 momias chinchorro, nueve individuos agrícolas prehispánicos y 83 chilenos modernos. Esta metodología permitió calcular el volumen intracraneal incluso en restos fragmentados. Los datos mostraron diferencias mínimas entre chinchorros y agricultores antiguos , mientras que la brecha aparece al compararlos con poblaciones modernas. El aumento se concentra a partir del siglo XX. La comparación entre grupos evidenció también un incremento de la estatura en la población chilena moderna . Los hombres actuales superan en 8,4 centímetros a los chinchorros y las mujeres en 4,6 centímetros. Entre 1860 y 1990, la estatura media femenina pasó de 1,56 a 1,61 metros. Este cambio coincide con mejoras en la dieta, el saneamiento, la educación y la salud pública . El estudio descarta que las deformaciones craneales intencionales practicadas por estas poblaciones expliquen el menor volumen intracraneal. Estas modificaciones alteraban la forma externa del cráneo, pero no su capacidad interna. Así, los cerebros de las momias Chinchorro no eran anómalos , sino proporcionales a cuerpos más bajos y a condiciones de vida preindustriales, lo que confirma que muchos rasgos humanos actuales responden a cambios recientes.