Será recordado 2025 como el año en que todo fue, según dicen los protagonistas, 'importante'. Importantes los presupuestos, las leyes, los acuerdos, los desacuerdos. Importantes los anuncios, las rectificaciones y hasta los silencios. No hubo semana sin decisión 'histórica' ni comparecencia sin gesto grave. La política, ya en todos sus niveles, vive instalada en la supuesta trascendencia. Se gobierna a golpe de adjetivo grandilocuente. Nada es ordinario ni rutinario ni puede presentarse como lo que realmente es: gestión, trámite, ajuste, corrección. Todo debe sonar a decisivo y tener los ojos pintados y la barba recortada. Como si el miedo a parecer irrelevante hubiera llevado a administraciones, partidos e instituciones a inflar sus discursos con la misma técnica con la que... Ver Más