“Sinfonía India” de Karima Muyaes

Aunque La Sinfonía India ha acompañado al público durante décadas, Karima confiesa que volver a escucharla con detenimiento fue una experiencia reveladora. La música detonó una serie de imágenes inmediatas: el México prehispánico, los instrumentos ancestrales, los rituales indígenas y ese impulso modernista con el que Chávez logró unir tradición y vanguardia. Todo apareció como un torrente visual que la llevó a concebir su obra como un rompecabezas, donde cada fragmento forma parte de una misma identidad.Carlos Chávez escribió esta sinfonía en 1930, en una época en la que impulsó a músicos jóvenes a investigar las raíces sonoras del país. Su aportación fue decisiva: integrar instrumentos prehispánicos, como el tambor de agua, flautas y percusiones tradicionales, dentro de la orquesta sinfónica, otorgándoles un lugar protagónico y revalorando su potencia expresiva. Esa visión hace que la obra siga siendo actual, moderna e intempestiva.Karima traslada esa misma intención a su dibujo. Inspirada en los pueblos indígenas del norte de México, especialmente en los rituales de los mayos y los yaquis, incluye la figura de un danzante con máscara, instrumentos rituales y referencias a la Danza del Venado. A partir de ahí, su obra se convierte en un recorrido simbólico del norte al sur del país: pirámides que evocan Chichén Itzá, anfibios, iguanas, símbolos del agua, el xoloitzcuintle del Pacífico, el jaguar, representado como hembra, y la presencia de Quetzalcóatl como elemento unificador.Cada figura responde a una cosmovisión donde naturaleza y ritualidad están indisolublemente unidas. El maíz a parece como origen y sustento, los animales como portadores de sentido espiritual, y la muerte como parte esencial de la vida, en un juego simbólico profundamente mexicano.La artista reconoce que el mayor reto fue traducir la música al lenguaje visual: transformar ritmo, dinamismo y emoción en líneas y formas. Aunque La Sinfonía India se presenta como una obra de un solo movimiento, Karima identifica tres grandes secciones —la fuerza rítmica, la dulzura lírica y el sacrificio ritual y las plasma como distintos estados de energía dentro de un espacio visual acotado, pero intenso.Este diálogo entre música y artes plásticas refleja el espíritu de Carlos Chávez, quien alentaba a escuchar la música de los pueblos, recorrer el país y llevar esas experiencias al ámbito del concierto. Karima Muyaes retoma esa enseñanza y la actualiza, resignificando los símbolos ancestrales para integrarlos a una obra contemporánea.Así, La Sinfonía India se reafirma no solo como una pieza musical fundamental, sino como un punto de encuentro entre disciplinas, épocas y sensibilidades. Un testimonio de que las raíces, cuando se escuchan y se reinterpretan, siguen generando arte vivo, profundo y universal.Escucha esta entrevista completa en “El Arte de la Canción: Segunda Temporada” Celebrando los 80 años de la Sociedad de Autores y Compositores de México en Milenio Televisión.​