Antonio Gaudí, el arquitecto de Dios

El 14 de abril de 2025, una semana antes de su muerte, el papa Francisco declaró venerable al arquitecto Antonio Gaudí (1852-1926) el gran arquitecto del templo de la Sagrada Familia (Barcelona). El pasado mes de junio, coincidiendo con el 99 aniversario de su muerte se celebró en la Sagrada Familia una misa presidida por el cardenal Juan José Omella en recuerdo y memoria del genio del modernismo, un espacio de belleza que como definió Benedicto XVI, con motivo de su consagración, en 2010, «Gaudí abrió su espíritu a Dios. Ha sido capaz de crear un espacio de belleza, de fe y de esperanza, que conduce al encuentro con Aquel que es la Verdad y la Belleza.El papa Francisco dijo de Gaudí «La iglesia nos invita a mirarte como un testimonio de santidad en medio del mundo».El cardenal Omella invocó a Gaudí como «constructor de una sociedad moderna, más justa y abierta a Dios, ya que Gaudí constituye un ejemplo de que se puede ser santo desde la propia vocación, desde el trabajo bien hecho, desde la vivencia de la belleza vivida como servicio, desde la expectación amorosa y esperanzadora de la vida tal como se nos presenta»En su homilía, Omella también destacó la espiritual sensibilidad de Gaudí, «El deseo más íntimo de Gaudí era glorificar a Dios y llevar las almas hacia Él a través de la belleza, la simbología y la contemplación, no solo construyó un templo, construyó un camino hacia Dios. Su arquitectura es una catequesis silenciosa, una oración hecha piedra que continúa evangelizando. Su obra sigue hoy tocando corazones, despertando preguntas, abriendo ventanas a Dios».Recordando algunos aspectos de la vida de Gaudí, hay que decir que tuvo una juventud enfermiza pero siempre esperanzadora en la idea de relación de todo su ser en la voluntad de Dios. Los ideales progresistas y liberales de la época, desconcertaron su vida universitaria. Su actitud ante las agresividades sociales y religiosas de su entorno, fue superada, ya que se planteaba conductas muy reflexivas, dado que poseía un espíritu serio y responsable.Gaudí vivió la virtud sobrenatural de la fe de manera heroica durante toda su vida, precisamente por el esfuerzo que hizo para crecer y fortalecer su dimensión religiosa a través del trabajo, las difíciles circunstancias de su vida y los medios sobrenaturales. La fe total en la Providencia es una característica de su vida espiritual que en todo momento inspiraba su actividad.En Gaudí podemos admirar la obra de uno de los genios de la arquitectura contemporánea y también a uno de los personajes ejemplares en virtudes de nuestro tiempo, como un gran fiel servidor de Dios.Su actitud ante la vida es un ejemplo de que las virtudes cristianas son, ante todo, don de la gracia, iniciativa gratuita de Dios, y solamente de modo secundario respuesta del ser humano. Su fe no era abstracta ni puramente teórica. Se manifestaba en una relación concreta con el trabajo, con las personas y con Dios.Gaudí murió, atropellado por un tranvía, en un hospital para pobres, abandonado y en malas condiciones de atenciones médicas y hospitalarias.Termino con una cierta inquietud. ¿Será en 2026, coincidiendo con los 100 años del fallecimiento de Gaudí, que es el gran genio modernista, se convierta en el primer arquitecto en subir a los altares?