Hace unas semanas, el alcalde de Badalona echó del viejo instituto de la localidad a varios centenares de okupas. No vamos a entrar ahora en si el alcalde de la ciudad catalana tuvo, o no, razón al actuar como actuó. Acto que, según él, lo hizo en nombre de los vecinos del antiguo centro escolar. Lo cierto es que, cuando se obra de este modo sin tener un plan B, lo único que se consigue es crear otro problema aún mayor: ¿Dónde metes a la gente que desalojas?