Nochevieja en El Arcángel: cuando el fútbol no paraba en Navidad

El 30 de diciembre de 1967, la expedición del Córdoba CF llegaba a Zaragoza en trayecto ferroviario. El grupo de jugadores blanquiverdes, encabezados por su técnico, Marcel Domingo, se alojaban en el Hotel Goya de la capital maña. Era sábado y el frío imperante desaconsejó el paseo de antes del almuerzo para estirar piernas. No era cuestión de arriesgar gratuitamente la salud de los jugadores. El plan establecido, ya en El Arcángel antes de la salida, era el de pasar las uvas en el hotel zaragozano. No eran los únicos a los que la noche de fin de año se le había trastocado. Enfrente estaba el equipo blanquillo que lo dirigía, precisamente, un viejo conocido y hombre que había entrado por méritos propios en la historia del Córdoba CF: Roque Olsen. El argentino dirigía al Zaragoza y decretó la concentración de sus jugadores en el Hotel Ruiseñores y, ya en la tarde del 30 de diciembre, es decir, 36 horas antes de la Nochevieja, los Canario, Violeta, Santos o Marcelino debían estar en el establecimiento hotelero para evitar «distracciones cotilloneras» e iniciar así la concentración prepartido, el último de aquel 1967.