La definición del objetivo final, sea en un proyecto deportivo o de otra actividad, es lo que marca el inicio de cada año o temporada a un grupo. El rumbo certero, dicen, depende de que se logre despejar claramente la pantalla final del juego, el logro a conseguir. Así lo hizo el Córdoba CF o, al menos, lo hizo su cabeza visible en la ciudad. Con unos ingresos previstos de dos decenas de millones, parecía lógico y casi obligado mirar a la zona noble de Segunda y poder reeditar, por fin, pasadas mieles. Una década en la que llegó a caer incluso a la cuarta categoría del fútbol español -como ya ocurriera en los años 80 del pasado siglo- bien merecía, por fin, un escenario en el que la entidad blanquiverde volviera a luchar con los mejores para regresar a la máxima categoría del fútbol nacional. Sentirse importante en el fútbol español de nuevo y luchar con los mejores para regresar a la élite.