No podemos dejarnos engañar: el genocidio de Israel no ha terminado y nuestros ojos siguen puestos en Gaza pese al supuesto alto el fuego. En el último mes y medio han muerto más de 300 personas, y de ellas, más de 130 eran niños y niñas. Israel sigue limitando el acceso a ayuda humanitaria y suministros críticos, como alimentos, medicinas o combustible. Las condiciones actuales solo llevan, desgraciadamente, a un final claro: la destrucción de la población palestina de Gaza. Miles de personas no han podido regresar a sus casas, ni siquiera a los escombros de lo que fue su hogar.