La crisis en la Diputación de Lugo está lejos de apagarse. El pleno provincial ha aprobado la reprobación de José Tomé, hasta este martes presidente de la institución, tras las denuncias por presunto acoso sexual presentadas en el canal interno del PSOE. La moción salió adelante con los votos del PP y del BNG, un acuerdo poco habitual que refleja la gravedad política del momento, aunque no la sintonía entre ambos partidos. La iniciativa fue promovida por el Partido Popular, mientras que el BNG la apoyó dejando claro su malestar por lo que considera un uso partidista del caso. El PSOE votó en contra, después de que no prosperase una enmienda para ampliar la condena a cualquier conducta de acoso, con independencia del partido político implicado. La reprobación llega después de que José Tomé hiciese oficial su dimisión como presidente de la Diputación, aunque mantiene su acta como diputado no adscrito. Un detalle clave: Tomé ya no dirige la institución, pero sigue sentado en el pleno, una imagen que resulta muy incómoda, cuanto menos, tanto a socialistas como a nacionalistas y que el PP está señalando. Durante el debate, el portavoz popular, Antonio Ameijide, fue un paso más allá y pidió también la reprobación de la portavoz socialista, Pilar García Porto, a la que acusó de haber actuado como “encubridora”. Según el PP, la Diputación ha quedado “manchada” por lo ocurrido y la única forma de “limpiarla” es apartar a quienes, a su juicio, dañan la institución. Ameijide insistió en que su grupo respalda a las víctimas de cualquier tipo de acoso y reclamó “coherencia” al BNG, al que lanzó un mensaje directo: elegir entre “feminismo o moqueta”. También acusó a la dirección del PSdeG y del PSOE de Lugo de haber cambiado su versión de los hechos “hasta cuatro veces”. Desde las filas socialistas, Pilar García Porto negó rotundamente que se hubiese ocultado nada y acusó al PP de “utilizar políticamente” el caso. Defendió que el partido actuó en cuanto tuvo conocimiento oficial de la denuncia, que llegó —según explicó— a través de una comunicación de la dirección federal del PSOE, después de que el asunto trascendiese a un programa de televisión. García Porto aseguró que, desde ese momento, se activaron de forma inmediata los protocolos internos, y sostuvo que no ha habido novedades relevantes en los últimos días. En su intervención, también contraatacó recordando casos pasados del PP gallego y advirtió de que “con el tiempo se sabrá quién sabía qué y cuándo”. El BNG votó a favor de la reprobación, aunque con un discurso muy crítico hacia el PP. La diputada Iria Castro afirmó que este tipo de comportamientos “requieren una respuesta política” y sostuvo que el PSOE debería exigir el acta a Tomé. Sin embargo, acusó a los populares de practicar “carroñerismo político” para intentar llegar al gobierno de la Diputación. Los nacionalistas insistieron en que no formarán parte de ningún ejecutivo en el que esté José Tomé y cuestionaron el feminismo del PP, al que acusaron de no aplicarlo en la práctica. Aunque José Tomé ya no es presidente, su figura sigue muy presente. Ha defendido públicamente su inocencia y mantiene su escaño como diputado no adscrito. Para el PP, su permanencia en el pleno demuestra que “sigue mandando” y que el PSOE no ha roto del todo con él, una imagen que consideran políticamente tóxica. Conclusión clara: Tomé ha dejado la presidencia, pero la crisis sigue abierta. La reprobación no cierra el caso, solo añade presión. Y en Lugo, la política provincial entra en una etapa de inestabilidad, reproches cruzados y una pregunta sin respuesta: qué pasará ahora con un diputado que ya no gobierna, pero tampoco se va.