El Pirineo de Lleida se llena de esquiadores: las estaciones piden no salir de las pistas ante el riesgo de aludes

Las estaciones de esquí del Pirineo están viviendo unas jornadas de récord durante las vacaciones de Navidad. El temporal de los últimos días ha dejado un manto de nieve que ha animado a miles de amantes de los deportes de invierno a desplazarse a la montaña, provocando una elevada afluencia de visitantes. Prueba de ello son los accesos a la estación de Masella (Cerdanya), que durante la mañana de este martes registraban retenciones de unos cinco kilómetros. Por sus instalaciones pasan estos días entre 8.000 y 9.000 personas diarias, una cifra que refleja las ganas de disfrutar de la temporada. Sin embargo, esta situación idílica tiene una cara B: el riesgo de aludes. Las importantes acumulaciones de nieve en cotas altas han hecho saltar las alarmas, y tanto las estaciones como los expertos piden de forma unánime no practicar el esquí fuera de las pistas balizadas. El objetivo es claro, y así lo resume el guía de montaña Xavi Fanlo, de la empresa Altitud Extrem: "Hay que intentar que no se incrementen los accidentes". La montaña, especialmente en estas condiciones, exige la máxima prudencia y respeto por las normas para garantizar que la diversión no acabe en tragedia. Desde la dirección de las estaciones se trabaja intensamente para mantener los dominios esquiables en perfecto estado, pero el control del fuera pista se convierte en una tarea casi imposible. Maite Martí, directora comercial y de marketing de Masella, apela directamente a la responsabilidad individual de los usuarios para que no practiquen esquí de montaña en zonas no seguras. "Se hace difícil poder controlar el fuera pista", admite Martí. Para mitigar los peligros, la estación ha llevado a cabo aludes controlados mediante detonaciones de explosivos, una operación que ha requerido el uso de un helicóptero para asegurar las zonas más expuestas. La satisfacción en el sector es evidente, ya que el temporal ha coincidido con el periodo de máxima afluencia de las fiestas de Navidad. Este hecho ha permitido a las estaciones ofrecer "muy buenos gruesos" de nieve, con acumulaciones que superan más de un metro en cotas medias y altas. Este escenario, muy esperado tras varias temporadas irregulares, es el que ha atraído a la gran masa de esquiadores que ahora llena las pistas y alojamientos del Pirineo, consolidando unas cifras de ocupación muy positivas para la economía local. Los guías de montaña y expertos en seguridad son quienes mejor conocen los peligros que se esconden bajo el manto blanco. Por eso ponen el foco en la necesidad de adoptar medidas de seguridad para minimizar los accidentes. Su advertencia va más allá de las avalanchas, ya que las condiciones actuales presentan otros desafíos técnicos que no deben subestimarse y que exigen una preparación adecuada por parte de cualquier persona que se aventure en la montaña. El peligro no reside únicamente en los deslizamientos de nieve. "No solo por las aludes, también cuando hay nieve pueden haber pendientes de nieve dura o hielo". La falta de preparación en estas circunstancias es uno de los principales factores que contribuyen al aumento de los rescates y accidentes durante la temporada invernal. La formación se ha convertido en una herramienta fundamental para reducir la siniestralidad. Por ello, en la estación de La Molina (Cerdanya) se ha habilitado un parque de entrenamiento en rescate de aludes. En este espacio, los guías ofrecen formación a personas que desean realizar excursiones por su cuenta. El objetivo es que adquieran los conocimientos básicos para gestionar una situación de emergencia, ya que, como él mismo asegura, el factor tiempo es crucial para garantizar la supervivencia de una persona que ha quedado sepultada por una avalancha.