Si vas a tirar petardos, piénsatelo dos veces. Taquicardias, ansiedad y atropellos: la pirotecnia, una pesadilla para las mascotas

Las fiestas navideñas y, sobre todo, la Nochevieja, trae consigo celebraciones multitudinarias en las que el uso de petardos y fuegos artificiales es habitual. Pero esta tradición tan esperada por muchos se convierte en una pesadilla para otros, como las personas con TEA, mayores... y los animales. Y lejos de ser una simple molestia, el estruendoso ruido de la pirotecnia genera episodios de pánico y estrés extremo en mascotas, como perros y gatos. Para entender por qué ocurre y cómo se puede mitigar, la veterinaria Eva Arroyo, del Colegio Oficial de Veterinarios de Ciudad Real, nos explica en COPE las claves de un problema que afecta a más seres vivos de los que se piensa. Contrariamente a lo que muchas personas piensan, no se trata de un problema de conducta o una exageración del animal, sino de un "miedo extremo". Según Arroyo, la raíz del problema reside en dos factores: el animal no comprende el origen del ruido y su capacidad auditiva es inmensamente superior a la humana. En concreto, los perros "escuchan 4 veces más los sonidos y las frecuencias más agudas que nosotros" señala la veterinaria. Esta hipersensibilidad convierte el estruendo de la pirotecnia en una experiencia aterradora e incomprensible para ellos. Este pánico no es exclusivo de los perros. También afecta gravemente a gatos, aves e incluso caballos. La veterinaria señala que existen grupos más vulnerables, como los animales geriátricos o aquellos con traumas previos, por ejemplo, los que provienen de refugios. El estrés desencadenado por los petardos tiene consecuencias físicas y psicológicas graves. A nivel cognitivo, los animales pueden sufrir taquicardias, jadeos y ansiedad, un trauma que, lejos de disminuir, se potencia con el tiempo ante nuevos episodios. Sin embargo, uno de los mayores peligros son los accidentes. Arroyo, como veterinaria de urgencias, advierte sobre el riesgo de atropellos, ya que muchos animales huyen despavoridos y se escapan durante los paseos para intentar huir de un ruido que les aterra. Para minimizar el impacto, la experta recomienda anticiparse. Lo ideal, a largo plazo, es acudir a un etólogo canino para acostumbrar al animal de forma progresiva. Si la Navidad ya está aquí, hay medidas directas que se pueden tomar: desde crear un refugio seguro en una habitación aislada, con persianas bajadas y ruido blanco o música suave, hasta dar un paseo largo previo para que el animal esté más cansado. Acompañar a la mascota y distraerla con caricias y premios es fundamental. Otras herramientas útiles son los vendajes específicos o las orejeras que ayudan a reducir la ansiedad. En casos extremos, como en animales geriátricos, con problemas cardíacos o epilépticos, se puede recurrir a medicación, pero Arroyo insiste en que "siempre debe ser prescrita por un veterinario", ya que no todos los animales son aptos para recibirla y se requiere una valoración profesional. Finalmente, la experta hace un llamamiento a la concienciación, ya que el problema también afecta a otros colectivos vulnerables. Eva Arroyo concluye que "todavía queda mucho camino por recorrer, no es un capricho", y subraya la necesidad de un mayor control en la venta de pirotecnia y la promoción de alternativas de celebración que no causen sufrimiento a los seres más sensibles.