La Nochevieja en España se vive al ritmo de las doce campanadas y sus consiguientes doce uvas , una por cada mes del año, el que se despide y el nuevo que entra. Todo ello simboliza deseos de suerte y prosperidad para los siguientes 365 días, en una costumbre que se popularizó a comienzos del siglo XX - según distintas teorías - tras una cosecha excepcional de uva y la venta de las llamadas 'uvas de la suerte, hasta convertirse en un ritual en los hogares de nuestro país , con la madrileña Puerta del Sol como escenario icónico. Hoy, millones de personas siguen este gesto a medianoche del día 31 , ya sea frente al televisor o en directo en las campanadas, como un pequeño reto colectivo que marca el fin del año. ​En Italia y varios países de América del Sur se comen lentejas justo después de medianoche , porque su forma recuerda a monedas y se asocia con la prosperidad económica. En por ejemplo Grecia se hornea el pastel de Vassilopita con una moneda escondida en su interior; a quien le toca se le augura un año de buena suerte. En Dinamarca es típico romper platos frente a la puerta de amigos y familiares como señal de cariño y buenos deseos, y muchos saltan desde una silla a las 00:00 para «entrar» de golpe en el Año Nuevo. En Japón , los templos hacen sonar 108 campanadas para purificar los deseos terrenales, mientras que en Filipinas se visten estampados de lunares y se sirven frutas redondas para atraer la riqueza.. Muchas son las formas de festejar la Nochevieja y otras tantas en llamar la atención. A quienes nos visitan como turistas o para vivir en España durante un tiempo les puede sorprender algunas tradiciones navideñas que existen en nuestras fronteras. En este contexto la creadora de contenido uruguaya Emiliana Artagaveytia , residente en Valencia, habla de ello en una de sus -últimas publicaciones en las plataformas digitales. Algo que ella misma define como «una habilidad casi sobrehumana» de los españoles. «Los españoles tienen habilidades especiales y una de las más sorprendentes la podemos ver a fin de año: la capacidad de comer 12 uvas en 12 segundos» , comenta entre risas. «Lo intenté y casi quedo tiesa. No terminó de entrar una y ya te tienes que meter la otra, ahí como tu prima», apunta en la grabación, la cual advierte que no es motivo de ofensa, sino de humor. Explica la joven que el momento va «al ritmo de las campanas», una verdadera coreografía nacional: «Lo más loco de todo esto es que hacen varias cosas a la vez mientras comen las uvas, hablan con el otro, hacen el chiste, bailan… todo eso a la vez». Incluso le sorprendió ver que los presentadores de televisión también siguen la tradición en directo: «Están haciendo lo mismo y están hablando sin ahogarse» . «Es uno de los desafíos más grandes que tiene el inmigrante », indica la joven sobre la tradición de las uvas. «Es otra muestra de que los españoles no le tienen miedo a nada», afirma con cierta gracia, no sin antes terminar destacando que «una de las cosas que más me gustan de España son las fiestas».