¿De qué están hechas las medallas olímpicas de oro? El título sugiere una cosa, pero la realidad va por otro lado

Duda resuelta - El valor económico de las medallas, sin embargo, es modesto si se compara con su prestigio Los atletas que compiten en los Juegos Olímpicos compiten para ganar alguna de las medallas, especialmente de las de oro. Esas preseas se consideran el símbolo máximo del éxito deportivo y condensan años de entrenamiento, sacrificio y reconocimiento público. Representan un objetivo común que trasciende países, disciplinas y generaciones, porque ningún galardón tiene tanta importancia emocional ni tanta visibilidad internacional. El aspecto emocional de una medalla supera siempre el valor real de su composición, y el acto de recibirla se convierte en un a validación pública del rendimiento deportivo . Con ello, el prestigio del oro ha consolidado su estatus como el máximo símbolo de la victoria, pese a que su material real es mucho más modesto . El organismo olímpico define desde hace décadas una fabricación pensada para durar y controlar costes El Comité Olímpico Internacional fija desde hace décadas que las medallas de oro no estén hechas de oro puro , sino de plata esterlina con un recubrimiento de unos 6 gramos de oro. Esta norma responde a razones prácticas, ya que el oro puro se deforma con facilidad y encarece de forma notable la producción. La base de plata permite conservar resistencia física y uniformidad entre ediciones, mientras el baño de oro mantiene el aspecto que identifica al ganador. En los Juegos Olímpicos de la Antigüedad, celebrados hace unos 2.800 años a partir del 776 a. C., no existían medallas. Los vencedores recibían coronas elaboradas con plantas locales, como hojas de laurel u olivo, que señalaban el triunfo sin un valor material elevado. Ese sistema reflejaba un reconocimiento ligado al honor y al estatus social, no a un objeto duradero. El formato actual con tres metales se consolidó de manera progresiva. En los Juegos de París de 1900 se entregaron por primera vez premios a los tres primeros clasificados , aunque con formatos y materiales variados, incluidos trofeos y obras de arte. A partir de 1904, el esquema de oro, plata y bronce quedó fijado como referencia estable para las competiciones olímpicas. Hubo un breve periodo en que las piezas del primer puesto fueron completamente macizas Durante un periodo limitado, las medallas de oro sí fueron macizas . En las ediciones de 1904, 1908 y 1912 se fabricaron íntegramente con ese metal, una práctica que se abandonó tras la Primera Guerra Mundial por el aumento del precio del oro. Desde entonces, el Comité Olímpico Internacional regula de forma estricta la composición para equilibrar coste, durabilidad y coherencia simbólica. La introducción de las medallas en la era moderna comenzó en Atenas 1896 , aunque entonces solo se entregaron dos premios: una medalla de plata para el ganador y otra de cobre para el segundo clasificado. El tercer puesto no recibía recompensa, un criterio que se modificó en ediciones posteriores hasta dar forma al sistema actual. Los problemas detectados en París 2024 reabrieron el debate sobre materiales y acabados En París 2024 se detectaron problemas en algunas medallas por el desgaste prematuro del baño de oro. Con un recubrimiento de apenas un 1,2% del peso total de 529 gramos, las piezas se rayaban con facilidad y mostraban decoloraciones tras el contacto con el sudor o el roce durante las celebraciones. Además, la inserción de fragmentos metálicos procedentes de la Torre Eiffel pudo afectar a la adherencia del recubrimiento, dejando expuesta la plata que, al oxidarse, provocó manchas verdosas. Los atletas que las recibieron comprobaron así que el brillo de la victoria podía desvanecerse en pocos días , aunque su valor simbólico permaneciera intacto.