El peso mexicano cerró 2025 con una apreciación histórica de casi 14 % frente al dólar, posicionándolo como una de las divisas emergentes más líquidas, en un año de presiones comerciales con Estados Unidos.Con datos de cierre del Banco de México (Banxico), el tipo de cambio concluyó el año en 18.008 pesos por dólar y alcanzó un mínimo de 17.9156 el 23 de diciembre, niveles no vistos desde julio de 2024.Comparación con 2024Con este movimiento, la moneda mexicana acumula un avance en el año de 13.8 %, frente a los 20.8829 del cierre de 2024, casi 2.88 pesos por dólar abajo.Gabriela Siller, directora de Análisis Económico y Financiero de Banco Base, destacó que esta es la mayor apreciación del peso frente al dólar desde que se tiene en México un régimen de libre flotación cambiaria, el 22 de diciembre de 1994.La especialista resaltó que el peso mexicano “no es la divisa más apreciada en el año, por lo que no se puede decir que sea fortaleza de la divisa”.No obstante, refirió que sí es la moneda más líquida de Latinoamérica y es la segunda más líquida entre las divisas emergentes a nivel global, solamente por debajo del yuan chino.Un análisis de Capital.com coincide en que el peso “ha reforzado su posición como una de las divisas más líquidas y relevantes entre los mercados emergentes” y que su profundidad ha permitido absorber flujos sin episodios de volatilidad significativa.“La combinación de un dólar más relajado y una moneda emergente líquida convierte al peso en una alternativa atractiva”, afirmó el analista de Capital.com, Ángel Rubilar, al tiempo que recordó que el Banco de Pagos Internacionales (BIS) ubica al peso como la tercera divisa emergente más negociada del mundo en 2025. Esto, con una participación aproximada de 2.6 % del volumen global diario, lo que facilita operaciones institucionales de gran tamaño y estrategias como carry trade.Dólar débil y diferencial de tasasSiller explicó que el avance del peso ocurrió en paralelo a un dólar débil, con el mercado especulando que la Reserva Federal (Fed) podría continuar recortando tasas en 2026 si la inflación sigue bajando.“La apreciación del peso en el año fue causada por la debilidad del dólar, las operaciones de ‘carry trade’ que favorecieron el peso, debido al amplio diferencial de tasa de interés entre México y Estados Unidos, y México y Japón; y finalmente también el incremento en el precio de la plata en el último trimestre”, explicó.La experta ubicó el pico de tensión del año el 3 de febrero, cuando el tipo de cambio alcanzó un máximo de 20,46 tras el anuncio de aranceles de 25% a importaciones desde México, antes de acuerdos con el gobierno de México. Desde ese punto, describió una apreciación sostenida por la debilidad del dólar y la acumulación de posiciones de carry trade, dada la brecha de tasas entre México y economías avanzadas.Janneth Quiroz, directora de Análisis Económico, Cambiario y Bursátil de Monex, coincidió en que el comportamiento del peso respondió a factores internos y externos.En el frente internacional, citó avances en las negociaciones comerciales entre México y Estados Unidos, la estabilización del diferencial de tasas por un tono más ‘dovish’ del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) y un dólar más débil, medido por la depreciación del índice DXY durante 2025.Soportes internos y perdedoresEn el plano local, Quiroz resaltó la estabilización de la inflación dentro del rango de variabilidad de Banxico y la resiliencia de las exportaciones no petroleras, principales generadoras de divisas para el país.Para Rubilar, esta coyuntura es una oportunidad que exige prudencia, pues sostiene en su análisis que el peso tiene bases sólidas para consolidarse como moneda de referencia, pero su fortaleza dependerá de la estabilidad interna, la claridad regulatoria, el flujo de remesas y la evolución de la política monetaria internacional.Por su lado, Siller subrayó que esta apreciación también apunta a ganadores y perdedores, donde los importadores son los principales beneficiados, así como la inflación que se ve favorecida por una disminución del tipo de cambio.Entre los perdedores están los receptores de remesas, que además de recibir menor cantidad este año por el endurecimiento de las políticas migratorias en Estados Unidos, también ven disminuido su poder adquisitivo, así como los operadores, ya que un menor tipo de cambio hace menos competitivo al país, y al gobierno de México que ya no recibirá remanentes del Banxico.RM