El nuevo custodio de Tierra Santa toma posesión de su cargo en Jerusalén: "Admiro la valentía y el espíritu misionero"

El nuevo Custodio de Tierra Santa, el Padre Francesco Ielpo, ha hecho su entrada solemne en la Iglesia de San Salvador de Jerusalén, entrada que, junto con la entrega del sello por parte del Custodio saliente, el Padre Francesco Patton, marca el inicio oficial de su misión en Tierra Santa. Padre Ielpo, comienza su mandato de custodio en uno de los momentos más delicados, por la guerra de Gaza, los ataques en Cisjordania, y la violencia que sufre también la minoría cristiana,  como el bombardeo del pasado jueves de la parroquia católica de Gaza, con 3 muertos y 10 heridos. Para el nuevo Custodio su misión no es solo la de custodiar los lugares sagrados, "sino una presencia pastoral viva junto a los cristianos de esta tierra". Su hoja de ruta durante estos años, va a ser la de potenciar los talentos de los más de 300 hermanos franciscanos de esa provincia. "Luego señalaría la especificidad misionera de los franciscanos, totalmente centrada en el seguimiento de Cristo a través de la evangelización y que se expresa aquí no sólo en la acogida de tantos peregrinos, sino también en la gestión de las parroquias que nos confía el Patriarcado latino de Jerusalén: "las parroquias de Jerusalén, Belén, Nazaret y Jaffa están confiadas a los franciscanos", cuenta. Además los franciscanos se encargan de varias escuelas: "Las escuelas son, sin duda, el valor añadido de nuestra labor pastoral. Y luego las obras de caridad cristiana, destinadas a aliviar el sufrimiento de la población palestina más desfavorecida". Antes de tomar posesión de su nuevo cargo como Custodio, ha estado visitando las comunidades de Siria y Líbano: "Me ha sorprendido gratamente el espíritu cristiano y la actividad eficaz de nuestros hermanos, y más aún el arraigo y el aprecio de que gozan entre las poblaciones de sus territorios de misión.  Y no sólo de los cristianos". En Siria, los frailes le acompañaron  a entrevistarme con el vicario del Patriarcado ortodoxo, y después con el párroco de la iglesia de San Elías, en el barrio de Dwelah, en Damasco, donde el pasado 21 de junio un atentado terrorista islamista mató a más de 30 cristianos e hirió a más de 60: "El párroco me habló del atentado y de sus feligreses muertos: de la joven, primera víctima, asesinada en el patio de la iglesia cuando se dirigía a ella con una vela en la mano, y del joven que se abalanzó sobre el terrorista suicida que se estaba inmolando y lo bloqueó antes de que llegara a los bancos de los fieles, de modo que se sacrificó para salvar a otras decenas de posibles víctimas". También en el Líbano fue testigo del gran compromiso caritativo, durante los bombardeos israelíes, de nuestros hermanos, que dieron cobijo a tantos desplazados tanto en Beirut como en el sur: "Admiro la valentía y el espíritu misionero de nuestros hermanos, tan poco conocidos en Occidente".