El presidente del Consejo de Administración de Mercedes-Benz y presidente de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) insta a Bruselas a flexibilizar la normativa de emisiones, apostar por múltiples tecnologías de descarbonización y fortalecer la competitividad frente al proteccionismo global, alertando sobre el «efecto La Habana» si se fuerza la electrificación sin la infraestructura adecuada. Ola Källenius ha lanzado una contundente advertencia a la Unión Europea en un artículo de opinión publicado en el diario británico The Economist. En su análisis, Källenius subraya los desafíos ecológicos y regulatorios que enfrenta la industria automotriz europea, instando a Bruselas a realizar un «cambio de rumbo en tres dimensiones» que incluye factores como la descarbonización, resiliencia de la cadena de suministro y competitividad. Källenius reconoce el «esfuerzo titánico» y la inversión de más de 250.000 millones de euros por parte de la industria para el Pacto Verde, con el lanzamiento de cientos de nuevos modelos eléctricos. Sin embargo, señala que la cuota de mercado de los coches eléctricos de batería en la UE se sitúa en un 15%, «significativamente menor de lo que la mayoría de las previsiones predecían hace tan solo unos años». Advierte que, si el entorno económico no mejora, la prohibición de facto de los motores de combustión podría generar un «efecto La Habana», obligando a los consumidores a mantener vehículos antiguos y más contaminantes durante más tiempo, con graves consecuencias para el clima, el empleo y la prosperidad. El presidente de ACEA critica las regulaciones actuales, basadas en sanciones por emisiones de CO₂, que, a su juicio, «están frenando el crecimiento económico». Pide una revisión urgente antes de fin de año para incorporar «flexibilidad y un enfoque más orientado al mercado», lo que también impulsaría la competitividad global. Källenius defiende que, si bien la movilidad eléctrica debe liderar la descarbonización con una mejor infraestructura de carga y precios de electricidad más bajos, también debe haber espacio para tecnologías como los híbridos, extensores de autonomía, vehículos de combustión interna de alta eficiencia y combustibles descarbonizados. Propone seguir el ejemplo de China, que demuestra que un enfoque «basado en múltiples tecnologías puede acelerar el progreso». Además, Källenius subraya la necesidad de abordar la realidad del parque automovilístico europeo, donde solo el 2% son vehículos eléctricos nuevos, mientras que más de 250 millones de vehículos de combustión interna siguen en circulación. El directivo propone más incentivos para la renovación del parque y una mayor implicación de otros actores, como la industria petrolera, en el uso de combustibles descarbonizados. En el ámbito de la resiliencia de la cadena de suministro, Källenius destaca el dominio asiático en tecnología y producción de baterías, urgiendo a Europa a fortalecer y diversificar sus cadenas de suministro y asegurar el acceso a materias primas críticas mediante alianzas globales. Finalmente, el presidente de ACEA lamenta que una «nueva era de proteccionismo» esté golpeando a la industria, reduciendo los recursos para la transformación verde. Insta a Europa a impulsar su propia competitividad, completar el mercado único y simplificar la regulación mediante un «Ómnibus Automotriz» que establezca un ritmo de cumplimiento más realista. Concluye que los próximos 12 meses serán decisivos para que Europa no sacrifique su liderazgo industrial por una «regulación excesiva y el estancamiento», reiterando que el objetivo de una industria automovilística descarbonizada y competitiva es alcanzable si Bruselas decide «solucionar el problema».