Locura por alquilar en Alicante: 30 personas compiten por cada piso que se pone en el mercado

Encontrar piso de alquiler en Alicante sigue siendo una carrera de fondo. Según un estudio publicado por Idealista, cada vivienda que se anuncia en la ciudad recibe una media de 30 contactos antes de desaparecer del portal. Una cifra que refleja la presión del mercado y la fuerte competencia entre familias, aunque está por debajo de otras grandes capitales como Barcelona (95), Palma (64), Madrid (44) o incluso Valencia y Málaga (ambas con 38). El dato confirma lo que muchos ya saben por experiencia propia: hay pocos pisos, duran poco, y los más asequibles se los queda quien antes llegue… y mejor perfil tenga. La escasez de oferta y la elevada demanda han creado un desequilibrio que ya es estructural. Según Francisco Iñareta, portavoz de Idealista, "la competencia se ha disparado y las medidas recientes han generado incertidumbre entre propietarios, que en muchos casos han optado por sacar sus viviendas del mercado". Esto ha dejado menos pisos disponibles y más familias compitiendo por cada uno, lo que favorece a los inquilinos con rentas altas y estabilidad laboral. A nivel nacional, hay ciudades con situaciones aún más extremas. Vitoria es el caso más llamativo, con 109 interesados por cada anuncio. Le siguen Barcelona, Guadalajara, Tarragona o Pamplona, donde conseguir un alquiler es casi una lotería. En el lado opuesto, ciudades como Salamanca, Cáceres o Ourense apenas registran entre 9 y 12 interesados por anuncio. Nada que ver con las cifras de Alicante. En la provincia de Alicante no se desglosan los datos municipio a municipio, pero la situación más crítica se concentra en las zonas más tensionadas por el turismo: la capital, Elche, Benidorm o Torrevieja, donde cada vez es más habitual ver colas en las visitas o pisos que se alquilan en cuestión de horas. Y lo más preocupante: el perfil del inquilino que queda fuera del mercado crece. Jóvenes, familias con hijos, autónomos o personas con ingresos justos no llegan a ser ni llamados para visitar.