La Princesa Ana de Inglaterra no tiene intención de retirarse de la vida pública en el corto plazo. La única hija de la Reina Isabel II, que cumplirá 75 años el próximo 15 de agosto, ha expresado su deseo de seguir cumpliendo con sus funciones oficiales como miembro activo de la Familia Real británica al menos hasta los 90 años . Así lo ha asegurado una fuente cercana a la princesa al diario 'The Times'. Según la exclusiva publicada por el periódico británico, la hermana del Rey Carlos III no contempla abandonar del todo sus deberes institucionales hasta dentro de al menos 15 años. Su decisión estaría inspirada en el ejemplo de su padre, el Príncipe Felipe de Edimburgo, quien continuó con sus compromisos hasta poco antes de cumplir los 96, retirándose oficialmente en 2017 tras más de seis décadas de servicio. «Ha dicho que su plan es seguir trabajando hasta los 80, luego empezar a reducir su actividad un poco y después imitar al Príncipe Felipe y retirarse por completo a los 90 «, recoge el citado medio. La Princesa Ana lideró el pasado año la lista de miembros de la realeza británica más activos, con 474 compromisos oficiales en su agenda, por encima incluso del monarca, que alcanzó los 372 actos. Aunque su volumen de trabajo es notable, los actos en los que participa Ana suelen pasar desapercibidos para la prensa. Su estilo es discreto, constante y comprometido, cualidades que la han consolidado como un pilar fundamental dentro de la Casa de Windsor, especialmente en momentos de incertidumbre para la institución. Pese a la proximidad de su 75.º cumpleaños, la princesa ha declinado celebrar el aniversario con grandes gestos. Ha rechazado propuestas para posar en retratos oficiales, conceder entrevistas o reunirse con asesores para organizar actos conmemorativos. La única celebración institucional será el lanzamiento de una moneda conmemorativa de cinco libras esterlinas emitida por la Real Casa de la Moneda británica. En ella puede leerse: «La princesa real. Celebrando 75 años. Deber y devoción». Nombrada princesa real en 1987 por su madre, Isabel II, un título reservado a las hijas primogénitas de los monarcas británicos, Ana asumió desde joven un papel activo dentro de la institución. Fue también el primer miembro de la Familia Real en competir en unos Juegos Olímpicos y, a día de hoy, ocupa el decimoctavo lugar en la línea de sucesión al trono. Al momento de su nacimiento, en 1950, era la tercera en la línea sucesoria. A lo largo de su vida, la princesa ha estado alejada de los escándalos. El único episodio que acaparó titulares fue su divorcio de Mark Phillips en 1992, un año complicado para la monarquía que la propia Isabel II describió como su 'annus horribilis'. De esa unión nacieron sus dos hijos, Zara y Peter Phillips, a quienes no quiso conceder títulos nobiliarios. Ese mismo año contrajo matrimonio con su actual esposo, el entonces oficial naval Timothy Laurence, en una ceremonia celebrada en la iglesia escocesa de Crathie Kirk, donde se permiten los matrimonios religiosos de personas divorciadas. Otro hecho que marcó su trayectoria fue el intento de secuestro que sufrió en 1974. Ana regresaba en coche junto a su primer esposo tras un acto benéfico cuando un hombre armado, Ian Ball, intentó interceptarla en The Mall, la avenida que conecta el Palacio de Buckingham con Trafalgar Square. «Not bloody likely» («Ni de broma»), le respondió la princesa cuando el atacante le exigió que saliera del vehículo. Ana logró escapar por la puerta contraria. Años después, admitió que contuvo las ganas de golpear al agresor porque temía que él respondiera con un disparo. A sus 75 años, Ana mantiene el mismo sentido del deber que ha guiado su vida pública durante más de cinco décadas. Si cumple con su plan, aún restan 15 años de presencia activa de la princesa más trabajadora de la realeza británica.