Galicia se encuentra entre las comunidades autónomas con mayor tasa de diabetes tipo 1 en España, según datos de la Fundación DiabetesCERO presentados en 2024. Esta enfermedad, que requiere insulina de por vida, sigue creciendo a un ritmo que desafía al sistema sanitario público. Pero una noticia esperanzadora llega desde Estados Unidos: científicos del Instituto de Investigación de Diabetes de Miami han logrado regenerar células beta del páncreas, las responsables de producir insulina. Un descubrimiento muy esperanzador que, sin embargo, la doctora Teresa Martínez Ramonde, jefa del servicio de endocrinología del CHUAC (Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña), reconoce que hay que tomar con "mucha precaución". Explica que este descubrimiento podría marcar un antes y un después, "mi sensación desde el punto de vista clínico es que esta célula que, en teoría, muere en las personas con diabetes 1, no es cierto que muera y, si muere, de alguna manera, reaparece". El equipo liderado por el doctor Juan Domínguez-Bendala ha descubierto que una pequeña molécula, DNT, "que es un fármaco que, en realidad ya está aprobado por la FDA, que ya se usa en medicina para otro tipo de enfermedades inflamatorias, sobre todo, reumatológicas y de otro tipo, que ese fármaco era capaz de estimular la producción de células beta a partir de las preexistentes". La investigación ha encontrado, además, un péptido, una molécula muy pequeñita, similar al DNT que ha sido capaz de "producir la estimulación de las células beta en ratones vivos" a los que se les ha condicionado la aparición de una diabetes tipo 1. La gran ventaja de este enfoque es que se utilizarían las propias células del paciente, evitando rechazos inmunológicos que sí presentan otras técnicas basadas en trasplantes o células madre de donantes. "La ventaja que tiene es que estás estimulando células de la misma persona, no necesitas hacer nada más. Es una vía de esperanza muy importante, abre la posibilidad de que se cure la diabetes tipo 1 y que no solo se cure en personas recién diagnosticadas que aún, se supone, tienen reservas de insulina sino en personas que ya llevan tiempo", subraya la doctora Martínez Ramonde. Hasta que esta terapia esté disponible, la tecnología está ayudando a estos pacientes a ganar calidad de vida. En el CHUAC ya se están implantando nanobombas de insulina, dispositivos sin cables, del tamaño de un capuchón de rotulador fluorescente, que se adhieren a la piel como un parche. "Se cambia cada 3 ó 4 días. 7 personas ya las llevan desde hace cerca de dos meses y funcionan de maravilla", afirma la endocrina. "Muy fácil de llevar, muy fácil de esconder, como dicen algunos pacientes se puede ir a la playa con tranquilidad porque te puedes bañar con ella", añade. Los mayores problemas que están presentando estas "pequeñísimas" bombas son "reacciones alérgicas de la piel, como puede haber con cualquier otra bomba o con los propios sensores". Pese a estos avances, el número de casos no deja de crecer. Solo en el último mes, el CHUAC ha detectado 4 nuevos diagnósticos de diabetes tipo 1 en jóvenes que tienen de media 15 años. Nadie sabe exactamente qué lo provoca, aunque se barajan causas ambientales y genéticas combinadas. "No lo sabemos, no tenemos ni idea. Algo hay en el ambiente que lo está produciendo y que está haciendo que haya personas sensibles a que les aparezca la diabetes. Hoy por hoy hay muchas teorías de cosas que pueden ser, pero ninguna confirmada de cuál es realmente el desencadenante, que , a lo mejor, ni siquiera es uno, posiblemente sea la unión de varios", concluye la especialista.