¿Tú también dijiste que nunca pagarías por una hamaca? ¿Que jamás harías cola para entrar en un monumento? Bienvenida. Este texto es para ti. Porque luego llega el verano con su calor, su "por qué no", y ahí estás: con los pies sudados en chanclas, los pezones al aire, sin sujetador, una pulsera todo incluido en la muñeca y lista para iniciar una excursión absurda a 40 grados a la sombra. Leer