El programa La Linterna de COPE analizó este martes el tenso episodio vivido en Granada, donde la entrega del hijo menor de Juana Rivas a su padre, Francesco Arcuri, fue suspendida por la jueza hasta el próximo viernes. La decisión judicial buscó garantizar un ambiente seguro tras el caótico escenario que se desarrolló frente al punto de encuentro familiar, marcado por gritos, llantos y una masiva presencia mediática. La neuropsicóloga Aurora García Moreno, colaboradora habitual del espacio, alertó sobre las graves consecuencias emocionales para el niño de 11 años, Daniel, quien fue expuesto a una situación que, en su opinión, podría derivar en la normalización de "conductas disfuncionales" para manejar conflictos en el futuro. El presentador Rubén Corral describió la escena como "un espectáculo poco edificante". Juana Rivas llegó acompañada de sus dos hijos (Daniel, de 11 años, y su hermano mayor, de 19) mientras decenas de personas, incluidos periodistas y simpatizantes, rodeaban el lugar. La asesora de Rivas, Paqui Granados, pidió repetidamente que se respetara la intimidad del menor, pero minutos después, el niño era instado a gritar ante las cámaras: "Me va a matar si vuelvo". "¿Alguien ha pensado en el niño?", cuestionó Corral, subrayando la paradoja de que, mientras se reclamaba privacidad, se utilizaba al menor como altavoz del conflicto. Juan Baño, jefe de Interior de COPE, destacó que el caso trasciende lo judicial para convertirse en un pulso político entre España e Italia, con implicaciones diplomáticas. "Lo importante es el niño, y eso parece haberse olvidado", lamentó. Baño recordó que los tribunales de ambos países avalaron la custodia paterna, pero la resistencia de Rivas y la intervención de asociaciones afines complicaron el proceso. El abogado del padre, Enrique Zambrano, denunció que el mayor de los hijos "reventó el acto", mientras la defensa de Rivas argumentó que entregar al niño a su padre, acusado de maltrato en un juicio pendiente en Italia, era "increíble y desproporcionado". La neuropsicóloga Aurora García Moreno fue contundente al evaluar el impacto en Daniel: "Las consecuencias son tremendas". Explicó que la exposición pública retraumatiza al menor, quien revive el conflicto cada vez que se le pregunta o se le filma. "Internaliza emociones como la culpa '¿qué hice yo para causar esto?' y desarrolla una percepción negativa de sí mismo", señaló. Además, advirtió que el niño podría normalizar "conductas disfuncionales" para resolver problemas, dado que ha crecido en un entorno donde el conflicto se gestiona mediante enfrentamientos públicos y polarización. García Moreno también destacó cómo la ruptura del núcleo afectivo y la sobreexposición mediática distorsionan su concepto de amor y seguridad: "Todo esto genera miedo, estrés y ansiedad. Su desarrollo emocional está siendo secuestrado por una batalla que no le corresponde". La experta insistió en que el "interés superior del menor", principio recogido en acuerdos internacionales, había sido ignorado en favor de intereses adultos. Baño adelantó que el próximo intento de entrega se hará en un entorno discreto, lejos de cámaras y presiones. Criticó la actuación del punto de encuentro familiar, que "habitualmente funciona bien", pero fracasó hoy ante la magnitud del operativo —con presencia de representantes gubernamentales y diplomáticos—. Mientras, el padre aguarda en Italia, donde un juzgado monitoriza al niño semanalmente sin haber detectado maltrato, pese a las acusaciones. Así, la sección concluía con una reflexión de Corral: "El interés del menor debe ser superior siempre". García Moreno coincidió, añadiendo que Daniel necesita urgentemente estabilidad y terapia para sanar heridas que, de no atenderse, podrían condicionar su vida adulta. Mientras, el caso sigue enredado en una maraña judicial y política que, por ahora, sigue sin poner al niño en el centro.