Galicia en una especie de refugio climático dentro de la Península Ibérica, un territorio donde los efectos más extremos del calentamiento global tardan más en manifestarse o lo hacen con menor intensidad. Aun así, la comunidad no es inmune. El informe del Observatorio de Sostenibilidad (OS) y con datos de Aemet advierte que, desde finales del siglo pasado, las olas de calor han ido extendiéndose hacia la periferia peninsular, incluida la Galicia interior.