Tiene tela la farsa para guiñol en varios actos que estamos conociendo estos días, y no es que eso borre la presunta corrupción de otros. De entrada, la eclipsa porque el caso Montoro no es asunto menor. Dicho de otra manera, es asunto mayor. Porque ya saben que un plato es un plato y que este buen hombre tiene un caso en el correspondiente juzgado. Pues sí. El retablillo de don Cristóbal parece una larga trama de despropósitos, cachiporrazos y gritos. Más de uno está siempre dispuesto a todo por dinero y aspira a alimentar sus ridículos delirios de grandeza. Brutos y malencarados. Y hay corruptores y corruptos. Obviamente, sin los primeros no podrían transitar los segundos.