No recuerdo una noche peor que esa. La mezcla del poniente con el aire sahariano hizo de las suyas. Me desperté mareado. También es verdad que no me quitaba a Montoro de la cabeza pregonando como pregonaba que todo quisque debía declarar a Hacienda lo que le corresponde. Hace nada soltó la asombrosa risita en el Congreso al señalar que cómo no va a escapársele tras las preguntas que le hacían y apostillando que no iban a encontrarle nunca nada. Desde que salió a la luz el sumario instruido es posible que se regodee menos. Y, a la espera de que salga el cuadro hecho por los investigadores, aguarda Catalá. Todo apunta a que pueda ser otra obra de arte, dado que al parecer el ministro de Justicia con quien despachaba era con el equipo económico del gabinete. Un despliegue transversal digamos. Hacienda y Justicia de la mano bajo la capa de Montoro & Asociados. ¿Quién da más? Divisas suelto a Koldo y dices ¡fu, que viene, que viene! Pero, ¿desde cuándo situarías al frente de la trama a alguien con ese hilillo de voz montoril? Pues, a compañeros y sobre todo compañeras de viaje les daba en su momento el tufillo. El sexto sentido ese del que disponen. Lo que pasa es que el Flautista de Hamelin era uña y carne con Soraya. E igual que resulta increíble que Sánchez no hubiese detectado nada de las piruetas de Santos Cerdán, ¿tampoco la todopoderosa vice estaba al tanto de las andanzas? Unos entre las constructoras y el alterne y otros dándole al juego y a las gasistas. Y, mientras, M. Rajoy firmando colaboraciones en el Marca. La pucelana, en cambio, se desgastaba en medio de varios frentes a los que atender, Cospedal y quien no era Cospedal. Entre otros, Feijóo. Soraya no quería a nadie interponiéndose en el camino para hacerse con el mando post Mariano. Y hay quienes apuntan a que la postal gallega de Alberto con el narcotraficante Marcial Dorado en el barco salió del fuego amigo. Ya lo ven. El soplo constante del poniente junto a un sol implacable dejan una atmósfera seca. Y así andamos a estas alturas. Secos perdidos.