Javier Urra, exdefensor del menor: “El niño no debe elegir entre papá y mamá frente a las cámaras”

El psicólogo forense y primer Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid, Javier Urra, ha criticado en el programa El Cascabel el tratamiento mediático y judicial del caso entre Juan Arribas y su expareja, advirtiendo de las consecuencias psicológicas para los menores implicados. Urra, con más de tres décadas de experiencia en fiscalía, lamentó que se haya convertido “en un espectáculo dañino, terrible para los chavales”. Según explicó, la presión mediática, la falta de discreción y la politización del caso están provocando un profundo perjuicio emocional a los hijos de la expareja. “Cuando he visto a esa asesora preguntando al niño ‘¿tú qué quieres?’, delante de los micrófonos, me ha parecido terrible. Es como preguntar qué prefieres, ¿a papá o a mamá?”, sentenció. Para Urra, esa dinámica somete al menor a una presión innecesaria que lo puede llevar a decir cosas distintas según el contexto, no por mentir, sino por “notar la presión”. El experto subrayó que el caso se ha convertido en un enfrentamiento ideológico, alejándose del objetivo principal: el bienestar del menor. “Aquí hay que recordar que los niños tienen derecho a estar con ambos progenitores, y también con sus abuelos. Pero las denuncias deben probarse, y en este caso todas las que ha interpuesto la madre han sido archivadas”, recordó Urra. Urra también llamó la atención sobre el modo en que se ha gestionado el intercambio del menor: “¿Por qué se elige como punto de encuentro una calle llena de cámaras? Esto debía hacerse en un lugar discreto, pensando en la protección del menor, no en montar un circo”. Considera que esta puesta en escena transmite a los menores un mensaje muy negativo y puede provocar desapego, desconfianza y desorientación emocional. En cuanto a la actitud de los adultos, criticó la manipulación emocional que puede producirse. “He escuchado grabaciones donde los niños decían ‘esto nos lo dice mamá que digamos’”, explicó, en alusión a los audios que presentó el padre como defensa. El psicólogo destacó que la legislación española en materia de familia ha avanzado, y puso como ejemplo una reforma reciente: “Si un hombre genera violencia de género hacia su pareja, no es un buen padre. Pero hay que demostrarlo”. Según explicó, pasar automáticamente a la vía judicial de violencia de género sin pruebas puede alterar procesos que deberían estar en manos de jueces de familia. También subrayó la importancia de escuchar a los menores en los procesos judiciales, siempre de manera equilibrada: “En España, un niño de 7 años puede pedir ser escuchado por el juez. A los 12, es obligatorio. Pero no es vinculante, porque si no, habría manipulación por parte de los padres”. Urra recalcó que la justicia debe ser ciega, pero no sorda, y que en este caso “no se trata de que el niño diga algo y eso sea lo único que importe. Hay que analizar el contexto, las emociones, la presión”. Por eso, defendió el papel del juez, del fiscal, del psicólogo y del trabajador social como parte esencial del proceso. Para concluir, llamó a la responsabilidad de todos los actores implicados y pidió rebajar la crispación: “Cuando una pareja se separa, no puede pasar del amor al odio. Si los padres se convierten en enemigos, los hijos pierden el norte. Necesitamos mediación, puentes, no trincheras”. Y advirtió: “Los niños no necesitan ver a sus padres enfrentados públicamente, sino saber que, aunque separados, siguen siendo sus referentes. Lo demás es ruido que los descoloca y les deja sin puerto al que volver”.