«Estos son mis principios, pero, si no le gustan, tengo otros». La frase se atribuye a Groucho Marx, pero es una más de las citas falsas que se repiten una y otra vez, demostrando que la falsa moneda puede recorrer el mundo de mano en mano, sin menoscabo de su valor de intercambio pecuniario, tanto como el significado de la cita, sólo que sin el argumento de autoridad que le daba el supuesto autor. De esta manera, la cita errónea nos sirve para ilustrar que también los principios pueden ser falsos o, simplemente, no serlos.