Cuando todo duerme

Escribo estas líneas de madrugada, cuando todo duerme. Duermen mis hijos y mi mujer, duerme Madrid, duerme el ruido de las noticias y duermen las altas temperaturas tras otra jornada más de un julio en llamas. No necesito el silencio para escribir, pero ahora, en la soledad de la noche, sin más contrarréplica que mis pensamientos, escribo y levito feliz. Recuerdo esos momentos de sana intimidad frente al folio en blanco en mi piso de Cáceres, en ese apartahotel de Buenos Aires, en la casa familiar de Galicia o en pleno viaje, en un área de servicio cualquiera, cuando, interpelado por una idea, decidía detener el coche para plasmarla sobre el papel. El ruido de las noticias se irá. Vendrá otro presidente del Gobierno, vendrán otros incendios, otras habitaciones de hotel y otras áreas de servicio.