Recen

El próximo 22 de agosto la afición bética vivirá su primer capítulo en el exilio provisional, lejos de la Palmera. No hay nadie que niegue a día de hoy que la llegada y salida de más de 50.000 personas cada domingo será una odisea. Las administraciones públicas a día de hoy no han mostrado ser conscientes de lo que viene y piensan que con unos parches por aquí y otros por allí se saldrá del laberinto. El club lo apuesta todo al transporte público. Demasiado bonito. Un concierto de Manuel Carrasco es una vez al año, como mucho, y el último fue un caos. Pero el Betis podría jugar en la Cartuja incluso dos veces a la semana. Recen lo que sepan y cultiven la paciencia ahora que vienen días de hamaca y playa.