Entramos en una ola de calor en la que los termómetros superan los 35 °C en buena parte del país, y aunque en el norte a veces refresca, Víctor Serrano nos recuerda que todo suma y todo resta. No basta con beber agua: lo que comemos (o evitamos) juega un papel decisivo para regular nuestra temperatura interna. Son una buena idea los alimentos ricos en agua: aliados hidratantes. Víctor nos anima a incluir sandía, melón, pepino, lechuga, tomate, naranjas y fresas. "Con más del 90 % de agua, son fuentes excelentes de hidratación, fibra, vitaminas y minerales como potasio y magnesio — fundamentales para mantener el equilibrio hídrico y refrescar el organismo" Para compensar el sodio, potasio y magnesio que perdemos al sudar, el experto en nutrición y dietética recomienda plátano, aguacate, agua de coco y caldos suaves. "Estos evitan calambres, mareos o fatiga". Además, en ejercicio intenso, una bebida isotónica puede ayudar a reponer glucógeno y electrolitos. El aceite de oliva virgen extra, frutos secos y pescados grasos (sardina, caballa, atún) aportan ácidos omega‑3, con propiedades antiinflamatorias que mejoran la circulación y ayudan a equilibrar la temperatura corporal. En lugar de edulcorantes, Víctor sugiere infusionar menta, cilantro o albahaca en agua fría o agregarlo a sopas frías. Refrescan, dan sabor natural y aportan efecto antiinflamatorio. Sin embargo, aunque se incluyan estos alimentos beneficiosos, hay que desterrar de la vida diaria otros tantos que generan más calor. Se trata de evitar los alimentos que pueden perjudicar y aumentar la temperatura corporal como las comidas con exceso de picante. Hay algunos se sentido común y otros que se usan quizás por desconocimiento, porque por ejemplo los zumos azucarados no son buenos para hidratar, sino que hacen el efecto contrario. Los procesados y las frituras: embutidos, carnes rojas, bollería y comida industrial "exigen más digestión y elevan la inflamación, generando sensación de calor interno", explica Serrano. Los azúcares y el alcohol: refrescos, cervezas, cócteles y zumos azucarados "deshidratan y dificultan la regulación térmica". Son nada recomendables en general, pero especialmente nocivos con las altas temperaturas. El exceso de sal: "un poco es útil si sudas mucho, pero comidas muy saladas o precocinados dificultan la hidratación y pueden elevar la presión arterial", por lo que no hay que pasarse en la dosis al cocinar. Las cenas pesadas o muy grasas: "dificultan el sueño y generan calor interno en la digestión". También es recomendable no cenar demasiado tarde, porque sumado al calor de estas noches tórridas la combinación es muy mala. Cocina en horas frescas, evita comidas copiosas por la noche. Hidratación constante: combina agua, sopas frías, frutas y un toque de sal si sudas excesivamente. Equilibra ejercicio moderado, descanso y alimentación fresca para enfrentar el calor con energía y bienestar. En síntesis, siguiendo las recomendaciones de Víctor Serrano, optando por alimentos hidratantes, ricos en electrolitos y grasas saludables —y evitando lo procesado, azucarado y pesado— podrás sentirte más fresco, ligero y equilibrado durante la ola de calor.