Ni la Iglesia ni el tiempo lograron erradicar la carne de caballo de la dieta medieval húngara

Hábitos de consumo - El análisis de huesos encontrados en más de cien yacimientos muestra que muchas comunidades siguieron comiendo caballo más de dos siglos después de adoptar el cristianismo, sobre todo en regiones alejadas del poder religioso y con formas de vida pastoriles Cientos de manuscritos médicos desmontan el mito de la Edad Media como una época oscura y anticientífica El consumo de carne de caballo ha generado rechazo en numerosos contextos históricos, culturales y religiosos a lo largo de Europa. Esta percepción desfavorable se asentó con fuerza en la Edad Media , cuando ciertas autoridades cristianas comenzaron a asociar esta práctica con conductas primitivas o ajenas a los valores que trataban de consolidar. Aunque nunca existió una prohibición oficial que impidiera comer caballo, la presión simbólica sobre esta carne resultó efectiva en muchos territorios. En paralelo, surgieron narraciones que ligaban su consumo con pueblos considerados bárbaros, lo que reforzó su marginación alimentaria en amplias zonas del continente. Estas asociaciones culturales, sumadas al peso de tradiciones nuevas, marcaron una ruptura con las costumbres de comunidades anteriores. En ese contexto, una investigación reciente ha revelado que en la Hungría medieval esta ruptura no fue tan tajante como se creía. El consumo de carne de caballo persistió en zonas rurales de Hungría durante siglos Un equipo liderado por László Bartosiewicz , de la Universidad de Estocolmo, y Erika Gál , del Centro de Investigación para las Humanidades HUN-REN, ha revisado huesos de caballo procedentes de 198 asentamientos arqueológicos distribuidos por todo el territorio húngaro. La revista Antiquity ha recogido sus conclusiones tras examinar los porcentajes de restos hallados en vertederos domésticos, en los que los investigadores detectaron una presencia relevante de piezas equinas en contextos de descarte alimentario. Esa evidencia apunta a que, más de dos siglos después de la conversión oficial al cristianismo en el año 1000, todavía se seguía comiendo caballo en numerosas zonas rurales del país. La llegada de nuevos pobladores alteró las preferencias alimentarias en el reino Los datos arqueológicos recopilados indican que en algunas localidades pequeñas, los huesos de caballo representaban hasta un tercio del total de restos ganaderos identificables. Este patrón no se corresponde con un abandono inmediato del consumo equino tras el cambio religioso. Al contrario, sugiere una continuidad del hábito alimentario entre la población local, en especial en aquellas regiones con un modo de vida más vinculado al pastoreo y con menos influencia directa de las normas eclesiásticas urbanas. La invasión mongola provocó una transformación en los hábitos de consumo El estudio también identifica un punto de inflexión posterior al año 1242. La invasión mongola , que arrasó parte del país, redujo la población casi a la mitad y alteró las estructuras productivas. A partir de entonces, los restos de caballo empiezan a disminuir de forma notable en los asentamientos analizados. La hipótesis planteada por Bartosiewicz y Gál relaciona este cambio con la escasez de caballos disponibles tras la guerra y con el valor creciente de estos animales como recurso estratégico, más que como fuente de alimento. Otro factor que contribuyó al descenso del consumo de carne equina fue el cambio demográfico que siguió a la crisis . Según explican los autores, el rey de Hungría impulsó el asentamiento de nuevos grupos procedentes de Europa occidental para repoblar el territorio. Estas comunidades, más vinculadas a hábitos urbanos, tenían una preferencia alimentaria orientada hacia la carne de cerdo , más fácil de criar en sistemas agrícolas sedentarios. Esta transformación en la composición social del país también influyó en los patrones alimentarios registrados por la arqueología. Los colonos occidentales asentados tras la guerra preferían consumir cerdo, un animal más compatible con los sistemas agrícolas El artículo también revisa el modo en que algunas crónicas tardías reflejan el rechazo hacia la carne de caballo . Según explican los investigadores en Antiquity , ese tipo de narraciones “a menudo retratan generalizaciones negativas en lugar de una ‘realidad’ pasada”, lo que refuerza la idea de que muchos discursos sobre el pasado responden más a objetivos ideológicos que a hechos constatables . Además, subrayan que “la contribución de los restos de caballo a los desechos alimentarios se ajusta a las tendencias históricas generales, aunque debe interpretarse en función de las relaciones complejas entre los distintos pueblos y sus entornos físicos y políticos”. De esta manera, los resultados del análisis revelan cómo la transformación de las costumbres alimentarias húngaras no se debió tanto a un mandato religioso directo, sino a un conjunto de factores prácticos y culturales. Cambios en la disponibilidad de animales, desplazamientos de población y nuevas formas de organización social influyeron de manera decisiva en la desaparición progresiva del consumo de carne de caballo en la región.