Sólo el 3% de las garrapatas transmite la fiebre de Crimea, pero, ¿cómo debemos actuar ante una picadura?: “Lo antes posible”

El calor es el caldo de cultivo idóneo para que el número de garrapatas aumenten. El peligro no sólo lo encontramos en el campo, también en las ciudades donde hay zonas con mucha vegetación. La picadura de este arácnido puede provocar enfermedades como la fiebre de Crimea-Congo. Por suerte, no todas las garrapatas transmiten esta enfermedad, tan solo el tres por ciento están infectadas con en este virus. “Durante el tiempo que están fijadas, si lo hacemos muy tempranamente, el riesgo de transmisión del patógeno es menor”, ha aclarado en Herrera en COPE el presidente del Colegio de veterinarios de Valladolid, Rufino Álamo quien aconseja actual “lo antes posible”. La rápida actuación cuando la garrapata se ha adherido a la piel es clave para reducir futuros riesgos. Pero Álamo nos explica que “lo más sensato” siempre será acudir a un centro de salud. La extracción se realiza con una pinza de boca fina, “haciendo tracción constante, pero no violenta”. Es habitual que la cabeza se mantenga, entonces, “pueden darse dos problemas: reacción a un cuerpo extraño o la transmisión de agentes infecciosos”. La limpieza con agua y jabón y un antiséptico es clave y, posteriormente, los servicios sanitarios recetarán un tratamiento con antibiótico “si hay riesgo de transmisión”. Los días siguientes a la picadura son claves y hay que estar atentos a los síntomas como fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares generalizados, manchas en la piel...“es el momento de volver al centro sanitaria y recordar que se retiró una garrapata y estamos desarrollando esos síntomas”. Aunque pueda resultar extraño en esta época veraniega, si sabemos que vamos a acudir a un espacio donde podría haber garrapatas, usar ropa que cubra la piel y calzado apropiado. Pantalón largo y prescindir del zapato descubierto. Otro consejo a tener en cuenta es usar ropa de colores claros para identificar la presencia de garrapatas. Es conveniente echar mano además de repelentes para evitar la fijación y darse una ducha al regresar para “barrer” aquellas que no estén fijadas e identificar si hay alguna adherida.