Los niveles de clorofila en el Mar Menor se han multiplicado por cinco y por primera vez en estos dos últimos años se han disparado al pasar de valores de entre 0,5 y 1 mg/m3 a valores de entre 4 y 5 mg/m3, registrando picos hasta cinco veces superiores al valor inicial en la boya B, situada en las islas del Barón y la Perdiguera.