El Garbí ya no es gratis: cobran por el mirador y restringen el paso al monte

A más de 500 metros de altitud, en el corazón del Parque Natural de la Sierra Calderona, se alza la ermita de la Santa Creu del Garbí. Siendo esta, un lugar de gran afluencia entre los que se encuentran senderistas o ciclistas que frecuentan este lugar. Sin embargo, este fin de semana, se encontraron con una escena diferente: la ermita, vallada con cinta, el acceso al mirador acotado y un cartel exigiendo 1€ por entrada. Muchos de los visitantes habituales se encontraron con la sorpresa al llegar y no pudieron acceder a uno de los puntos más emblemáticos del parque, que tradicionalmente ha sido de acceso libre y gratuito. La escena, con la ermita cerrada, la cinta delimitando la zona y el cartel de pago, ha generado desconcierto y malestar entre quienes consideran este lugar parte del patrimonio colectivo de Estivella. El responsable de este cambio es un empresario local, y concejal de Vox en Estivella, quien asegura haber comprado por 54.000 euros el terreno donde se asienta la ermita. Sin permiso municipal ni autorización autonómica, quien afirma que es propietario de este terreno, ha restringido el paso  a un lugar rehabilitado en 1993 por la Consellería de Medio Ambiente. Además, tiene planes para la construcción de una cruz y un museo ciclista, tal y como anuncia en el cartel donde exige ese euro de entrada. También pretende instalar un chiringuito junto a la ermita, sin licencia ni autorización, lo que ha provocado aún más malestar en el Ayuntamiento y entre los vecinos. Mesas, sillas y elementos de hostelería aparecieron de un día para otro en una zona protegida, sin ningún tipo de control ni cumplimiento de la normativa vigente. El alcalde de Estivella, Francesc Mateu, junto a concejales del PSPV-PSOE y del PP, se reunió este lunes con el supuesto propietario para pedirle que dé marcha atrás y retire el vallado. La petición fue rechazada. Ante ello, el ayuntamiento espera una respuesta del Registro de la Propiedad que ratifique lo que aseguran los papeles municipales: que los terrenos pertenecen a la propiedad municipal, a pesar de que en el catastro figuran tres propietarios. “En el ayuntamiento los papeles afirman que la ermita es de propiedad municipal ”, ha afirmado el Francesc Mateu, alcalde de Estivella. Desde la Conselleria de Medio Ambiente también se han pronunciado: aseguran que todo el monte es público y que ninguna actividad económica puede instalarse sin autorización ni fuera de los límites marcados por el Plan de Ordenación y Regulación de Usos del parque natural. Tanto desde la administración local como autonómica insisten en que se están revisando todos los expedientes urbanísticos y catastrales para confirmar oficialmente la titularidad pública del enclave y actuar en consecuencia. Hasta entonces, el ayuntamiento se ha comprometido a proteger el acceso público y garantizar que no se consolide ninguna situación de ocupación irregular. La ocupación ha generado un profundo malestar entre los vecinos, que han perdido el acceso en el fin de semana de la tradicional Noche de las Estrellas. La zona, hasta ahora abierta y gratuita, ha sido transformada en un recinto controlado por iniciativa privada, sin aval legal. Algunos ciudadanos ya han mostrado su rechazo en redes sociales, donde se han viralizado imágenes del precinto, el cartel de pago y el nuevo mobiliario colocado sin permiso. Vecinos y visitantes habituales denuncian que la zona ha perdido su carácter natural, y piden a las autoridades que actúen cuanto antes para devolver a su estado original. La situación, que ha encendido la polémica tanto en Estivella como en las redes sociales, abre un debate de fondo sobre la gestión y la protección de los espacios naturales frente a intentos de apropiación individual. El Ayuntamiento anuncia que tomará medidas legales si no se revierte la situación de inmediato. Mientras tanto, el acceso al mirador sigue restringido y los visitantes se ven obligados a pagar o dar media vuelta. La incertidumbre persiste, mientras crece la indignación y la exigencia ciudadana para que el Garbí vuelva a ser un lugar de todos.