Numerosas sustancias - Los expertos consideran que estas concentraciones mínimas podrían alterar el equilibrio ecológico y afectar a la fauna acuática, lo que justifica una revisión del impacto real de estos residuos Las adicciones del Führer: así se convirtió el médico personal de Adolf Hitler en su camello de confianza Un solo ejemplar de Gammarus pulex puede devorar en 24 horas el doble de su peso en hojas y detritos que flotan en los ríos. Su aparato digestivo no descansa. Tritura, filtra y absorbe mientras arrastra partículas de todo tipo. Esa voracidad lo convierte en una esponja viva de lo que ocurre bajo la superficie , incluso cuando los vertidos llegan cargados de sustancias químicas que jamás estuvieron pensadas para los cauces naturales. Así fue como cada uno de los camarones analizados en Suffolk reveló algo que nadie había previsto. El análisis químico mostró rastros de drogas en todos los ejemplares recogidos Los análisis realizados por investigadores del King's College de Londres y la Universidad de Suffolk en 2019 confirmaron que los cinco ríos donde tomaron muestras contenían restos de cocaína . El hallazgo se repitió en todos los ejemplares recogidos en quince ubicaciones distintas , sin excepción. El estudio, publicado en Environment International , incluía además una lista de otras sustancias detectadas: ketamina, diazepam, alprazolam, pesticidas prohibidos y compuestos farmacéuticos con diversos usos. Todo en niveles bajos , pero presentes. El trabajo se centró en estudiar la exposición de los camarones a contaminantes químicos en concentraciones mínimas, conocidas como micropoluentes . Los resultados sorprendieron por la frecuencia con la que aparecían las drogas ilegales. En palabras del investigador Leon Barron , del King's College, que participó en el análisis del contenido químico de los animales recogidos en Suffolk, “fue sorprendente encontrar drogas ilegales con tanta regularidad en animales silvestres”. La recogida de muestras se llevó a cabo en lo s ríos Waveney, Box, Gipping, Deben y Alde , todos dentro del condado de Suffolk. Según explicó Thomas Miller , autor principal del estudio y especialista en análisis ambiental, “aunque las concentraciones eran bajas, pudimos identificar compuestos que podrían se r motivo de preocupación para el medio ambiente y que, fundamentalmente, podrían suponer un riesgo para la fauna”. El estudio confirma que estos animales acumulan residuos químicos que llegan por el consumo humano y los sistemas de saneamiento Los resultados no se limitan a un caso aislado. En la misma investigación se identificaron trazas del pesticida fenurón , retirado del mercado británico hace años. Esta presencia desconcertó al equipo, ya que no hay claridad sobre cómo llegan todavía al agua productos que están fuera de uso . En ese sentido, Barron apuntó que “la presencia de pesticidas prohibidos desde hace tiempo en el Reino Unido también plantea un desafío particular, ya que no se conocen con claridad las fuentes de estos compuestos”. Además de la cocaína, los camarones contenían restos de tranquilizantes como diazepam y alprazolam. Se trata de sustancias recetadas en contextos médicos, pero cuya eliminación a través de sistemas domésticos o farmacéuticos no garantiza que desaparezcan. El estudio recuerda que muchas veces estos residuos llegan al agua tras el consumo humano , y que los sistemas de depuración no siempre están diseñados para filtrarlos con eficacia. No se sabe si este patrón se repite en otros puntos del país o fuera del Reino Unido Nic Bury , profesor de la Universidad de Suffolk, advirtió que se desconoce el impacto real de estos compuestos sobre los animales acuáticos y subrayó que hacen falta más investigaciones que permitan entender la magnitud del problema. Según explicó en relación con el alcance del fenómeno, “queda por investigar si la presencia de cocaína en animales acuáticos es un problema específico de Suffolk o una situación más extendida en el Reino Unido y otros países”. Los investigadores insisten en que el estudio no pretende generar alarma , pero sí enfocar la atención sobre una forma de contaminación que hasta ahora ha recibido poca visibilidad. Según indicó Bury, “la salud ambiental ha recibido mucha atención pública por los problemas vinculados al cambio climático y la contaminación por microplásticos; sin embargo, el impacto de la contaminación química invisible en la salud de la fauna necesita mayor atención en el Reino Unido, ya que las políticas públicas pueden basarse en estudios como este”. El trabajo plantea un reto directo a las estrategias de control de calidad del agua. No se trata solo de medir niveles físicos o bacterianos, sino de incorporar al análisis compuestos que hasta ahora no formaban parte del radar habitual. Y es que incluso cuando los niveles sean bajos, los camarones siguen filtrando todo lo que pasa.