El Observatorio de lo Invisible, espacio de reflexión impulsado por el escultor Javier Viver, ha celebrado su segunda jornada con un encuentro inédito entre el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, y el artista y performer El Niño de Elche. Más de 150 asistentes, entre artistas, docentes y estudiantes, se han congregado para escuchar y participar de un diálogo vivo sobre el papel del arte en la vida espiritual contemporánea. La conversación comenzó con una reflexión sobre el concepto de “creador”. El Niño de Elche, aseguró que la palabra le queda grande: “Dios lo creó todo. Nosotros sólo modificamos. El arte no inventa, desvela lo que ya existe”. Luis Argüello, presidente de la Conferencia episcopal y arzobispo de Valladolid, recogió la idea desde la teología: “Dios, en su libertad amorosa, nos invita a participar de su obra. Nuestro descubrimiento capta, como en un destello, parte de ese misterio”. Ambos coincidieron en destacar la libertad como punto de partida para cualquier forma de creación o expresión espiritual. “El gran desafío hoy no es el ateísmo, sino la indiferencia”, señaló Argüello. “La creación es un acto libre, un acto amoroso que nos involucra”. Uno de los momentos más tensos y reveladores del foro llegó cuando se debatió el papel actual de la Iglesia en la promoción del arte. “A mi me preocupa la cuestión estética”, señalo El Niño de Elche, generando murmullos y reflexiones entre el público. “La Iglesia está sonando igual de mal que suena el mundo". Argüello no esquivó reflexión. “Esta es la gran cuestión. Ha habido diversos factores, uno de los más importantes es cómo se acoge la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II. Se buscaba que el pueblo pudiera vivir la liturgia de cerca. A la vez, se produjo la explosión de la cultura pop: es una época en España donde se produce una movilización de la población, cuando crecen los barrios de nuestras ciudades y hay que buscar un lugar en el que poderse encontrar. Por eso la Iglesia pone el acento en la encarnación en los barrios populares antes que en el cuidado estético”. La lección de historia de Argüello se detuvo en entender ese giro de la Iglesia, que ya se está “revirtiendo El arzobispo hizo un llamado a redescubrir el valor del arte como vía de evangelización, no sólo desde las estructuras jerárquicas, sino desde la propia comunidad cristiana. “Si no somos capaces de generar una nueva cultura es porque quizá no está ocurriendo nada dentro de nosotros que regenere el arte sacro”.