Unos españoles que viven en Malasia enseñan lo que hay en las urbanizaciones de este país: «Para los más despistados...»

Las formas de vida de otros países pueden tener siempre una lección que aprender en cuanto a eficiencia o pragmatismo, en este caso Malasia no es una excepción . Este país ubicado en el sureste asiático es la tercera isla más grande de la Tierra y destaca por su belleza espectacular y sus paisajes alumbrantes. Y si eres español para viajar a Malasia necesitarás un pasaporte con un período mínimo de validez de 6 meses desde tu llegada al país. Las autoridades son bastante estrictas en este sentido y, aunque sea por pocos días, no te dejarán acceder si no cumples este requisito. Y para los que ya están allí, hay rasgos que aprender de este país, este es el caso de Adri y Helena que en su cuenta de Tik Tok 'whereveryoutraveling', nos cuentan su experiencia. «Para quien no lo sepa, en el edificio que vivimos aquí en Malasia, dentro hay una mini tienda para alguna emergencia o para la gente despistada como nosotros», describe Helena. De hecho, ellos ya se han convertido en clientes habituales. «Somos clientes VIP y la tienda si bien no tienen mucha cosa, lo básico está», afirma. Desde lo dulce con toda la gama de chocolatinas a lo salado con patatas para picar. También hay polos, cerveza, pasta de dientes, champú, desodorante, agua, chuches, comida instantánea, y «algo que se nos suele acabar bastante el pan Bimbo», añade Helena. Lo cierto es que en Malasia, tal como informan diversas webs de viaje, es común encontrar tiendas ubicadas en la planta baja de edificios residenciales , especialmente en zonas más antiguas o con desarrollos mixtos. Pueden ser negocios familiares o pequeñas empresas que se benefician de la proximidad a los residentes. Mientras que en edificios más modernos o complejos residenciales se ubican comercios en áreas designadas dentro del mismo complejo. Un aspecto más tradicional del país es hablar de las 'shophouses' que son casas de dos o tres plantas típicas. La web de krisporlemundo.com explica que la inferior estaba dedicada al uso comercial, y las superiores a vivienda. Se presentan como casas adosadas y su fachada a la calle no suele medir más de 4 ó 5 metros. «Suelen tener un patio interior junto a la escalera que lleva al piso superior. Gracias a ello hay ventilación y luz natural. La planta baja solía tener la tienda en la parte delantera, estando en la trasera el almacén de mercancía», señalan. La familia vive y trabaja en el mismo lugar, en barrios donde cada uno de los vecinos habitan y realizan su trabajo en una vivienda similar. « Hoy en día la mayor parte de estas viviendas tradicionales malayas se han restaurado y convertido en casas particulares. Las tiendas han desaparecido de la planta inferior. Y basta acercarse a ellas para poder ver a través de puertas o ventanas el fascinante interior de estas construcciones», describen.