El arzobispo Jacques Mourad ha regresado hace unos días a su sede de Homs, en Siria, tras participar en Roma en el Sínodo de los Obispos de la Iglesia siro-católica, y sus declaraciones a la agencia FIDES constituyen un grito de esperanza que atraviesa la angustia. Mourad nunca ha sido un hombre de medias palabras, ha conocido cara a cara el rostro del yihadismo ya que él mismo padeció un secuestro. Frente a las tibias esperanzas que las potencias occidentales han nutrido respecto del nuevo gobierno islamista de Al-Sharaa , su decepción es total. Denuncia que se ha desentendido de proteger al pueblo, y que en sus cárceles agonizan muchos que no tienen nada que ver con los crímenes del... Ver Más