Cómo me gustaría retroceder un año y situarme en el 25 de julio de 2024, dispuesto a afrontar de nuevo el festín televisivo que constituyeron los Juegos Olímpicos de París. Para la posteridad, además de los momentos deportivos memorables que se encargan de repasar Arseni Cañadas y Ernest Rivera en ‘Conexión olímpica’, nos queda una ceremonia inaugural rotunda. A algunos se les hizo muy larga, y todas las opiniones son respetables. Pero a mí me asemejó a la mejor obra maestra.