El suicidio no es una vergüenza, sino una tragedia

Hace 15 días se suicidó un agricultor llamado David Lafoz, un chico de 27 años que estuvo ayudando en la dana de Valencia, sacando barro mientras nuestros políticos no se ensuciaban. Dijo en su mensaje de despedida: "lo siento, no aguanto más presión, no aguanto más inspecciones de Hacienda ni de Trabajo, no aguanto trabajar 18 horas para no vivir". Dicen que David sufrió hostigamiento por parte de la Administración Pública por ser un referente en las manifestaciones en defensa del campo aragonés. Pero yo no estoy escribiendo esta columna para buscar culpables, me parece de buitres carroñeros usar este drama como arma política, sino para alertar de un problema muy serio que tenemos en España y del que nadie quiere hablar.